Empresas mineras; otro causante de la falta de agua en BCS

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Minero alumbrando con una lámpara dentro de una cueva.

En julio de este año, una empresa minera canadiense ubicada en La Pitahaya reanudó sus labores mientras se llevan a cabo trámites de “impacto ambiental” por parte de instituciones gubernamentales a nivel estatal y federal. Sin embargo, para Juan Ángel Trasviña, ingeniero químico, máster en Contaminación Ambiental y Consejero del Frente Ciudadano en Defensa del Agua y la Vida, esto es motivo de preocupación para la comunidad sudcaliforniana.

El ingeniero señala que la falta de regulación oportuna para las empresas extranjeras que explotan los recursos naturales en México resulta en la acumulación de desechos que afectan gravemente la salud de los habitantes del estado, además de generar el riesgo de mayores déficits de agua potable.

“Las propuestas que se han hecho a través de los años por los diferentes grupos que hemos participado en esto; muchas de las propuestas no las consideran. Entonces lo del agua todavía continúa, no tienen límite casi las mineras para el agua. Ellos tienen la preponderancia sobre el agua que necesitan para su laboreo. No hay tope en las posiciones de agua, ni tienen la obligación de respetar la disponibilidad del acuífero. Tal es absurdo”, explicó Trasviña.

Trasviña también advierte sobre la posibilidad de contaminación del agua debido al impacto socioeconómico y ambiental de la minería. Señala que el agua de la Sierra abastece a todos los acuíferos del sur, incluyendo La Paz y Los Cabos, así como los contaminantes llegarían a las playas, afectando la actividad turística y la pesca. Además, destaca que los efectos en la salud son preocupantes.

“Hay estudios muy importantes que se han efectuado a nivel nacional e internacional que demuestran que los índices de enfermedades de cáncer, sobre todo, sí incrementan considerablemente respecto a otras comunidades en donde no hay minería, se incrementan de por tres, cuatro, cinco veces más […] Y es lo que no queremos. En las rocas hay arsénico, hay plomo, cadmio, una serie de elementos que en concentraciones altas no son buenas para la salud. Bueno, el arsénico está muy comprobado, que es un cancerígeno, hay demasiados estudios al respecto y de hecho los índices más altos de cáncer en el Estado se dan en las zonas que fueron mineras o que están influenciadas por las descargas de la minería”, destacó.

Si los proyectos mineros se reactivan sin la regulación suficiente por parte de las autoridades gubernamentales, afectarán tanto a corto como a largo plazo, repercutiendo en las futuras generaciones. Esto incluye la actividad económica que sustenta a muchos habitantes, como el turismo, la pesca, la agricultura y la ganadería. Es vital tomar medidas para proteger el medio ambiente y la salud de la comunidad ante el desarrollo de la minería en la región.

Sofía Apodaca