Escudo nuclear en Chernóbil perdió capacidad de confinamiento tras ataques

La seguridad nuclear en Chernóbil volvió al centro de la preocupación internacional luego de que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmara que el escudo que cubre el reactor 4 ya no cumple plenamente sus funciones de confinamiento, tras resultar dañado en un ataque con drones en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania.
La advertencia no se limita a un incidente aislado, sino a una combinación de factores que elevan el riesgo: el impacto directo a la estructura, un incendio en su cubierta exterior de acero y la postergación de labores de mantenimiento durante al menos un año, debido a la inseguridad que persiste en la zona del desastre nuclear más grave del siglo XX.
El OIEA señaló que el daño provocó la pérdida de funciones clave de seguridad del Nuevo Confinamiento Seguro, el gigantesco domo que desde 2019 cubre el viejo sarcófago de hormigón construido tras la explosión de 1986, y que fue diseñado para evitar fugas de material radiactivo durante un siglo.
A casi cuatro décadas del accidente, la preocupación central es que la degradación progresiva de la estructura permita la liberación de contaminantes, en particular polvo radiactivo, que aún permanece bajo el reactor destruido, una amenaza latente que los expertos consideran controlable, pero no despreciable.
El desastre de Chernóbil, ocurrido el 26 de abril de 1986 por una cadena de errores humanos durante una prueba mal ejecutada, expuso a millones de personas en la entonces Unión Soviética y dejó una estela de enfermedades, incluidos miles de casos de cáncer de tiroides, además de graves secuelas en los llamados “liquidadores” que participaron en la contención inicial.
El primer sarcófago, levantado de manera urgente entre junio y noviembre de aquel año, tenía una vida útil limitada y fue concebido como una solución temporal, lo que obligó décadas después a construir el actual domo de acero, hoy considerado una pieza crítica para evitar una nueva crisis ambiental en Europa.
Los señalamientos cruzados entre Moscú y Kiev por el ataque con drones complican aún más el panorama, ya que, mientras el conflicto continúe, no es viable realizar trabajos de reparación integral, dejando a la estructura expuesta a un deterioro mayor por corrosión y humedad.
Especialistas en medio ambiente advierten que no se trata de un escenario para el pánico inmediato, pero sí de una situación que exige atención constante, ya que el principal riesgo no es una explosión, sino la liberación gradual de partículas radiactivas si el confinamiento pierde efectividad.
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Ante este contexto, el OIEA recomendó acelerar, en cuanto sea posible, las labores de restauración, reforzar los sistemas de monitoreo automático y aplicar medidas de control de humedad y corrosión, con el objetivo de sostener la seguridad nuclear hasta que se pueda realizar una reparación completa.
Las autoridades internacionales prevén trabajos temporales adicionales a partir de 2026, cuando las condiciones lo permitan, para restablecer la capacidad de confinamiento del domo y garantizar la protección a largo plazo, mientras el organismo mantiene presencia permanente en el sitio y apoyo técnico a Ucrania.
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