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Duda Razonable

Por David Cuevas

Nuestro país es una tierra llena de oportunidades para todos.

Las 127 millones de historias personales con las que cuenta México, son nuestra principal riqueza.

127 millones de mexicanos únicos; irrepetibles; originales y auténticos. Todos diferentes. Ninguno exactamente igual a otro. Pero con los mismos derechos. Igualados ante la ley.

Analicemos entonces dos destacadas historias.

Un mexicano, de 52 años de edad, trabajó incansablemente durante 31 años y logró acumular 14 millones de pesos en su negocio, en el año 2006.

Otro mexicano, también de 52 años de edad, luchó incansablemente durante 31 años y logró obtener 14 millones de votos en una elección para Presidente de México, en el año 2006.

El empresario, decidió trabajar otros 12 años y, en el 2018, a los 64 años de edad, logró acumular 30 millones de pesos.

El político, también decidió luchar otros 12 años y, en el 2018, a los 64 años de edad, logró obtener 30 millones de votos.

Cada uno de ellos decidió libre y razonadamente su ocupación y su destino.

A diferencia de la mayoría de sus amigos, estos mexicanos arriesgaron mucho y se sacrificaron aún más, hasta lograr sus sueños.

Los 30 millones de pesos logrados por el comerciante, lo convierten en un importante empresario de un municipio; en un modesto empresario de su Estado y en un pequeño empresario de México. Uno entre miles.

Los 30 millones de votos obtenidos por el político, con los mismos años de edad y de esfuerzo, lo convierten en el Presidente de México y en uno de los 20 mandatarios más importantes del mundo.

El empresario vive con su familia en una casa de dos plantas dentro de un predio de 400 m2.

El político vive con su familia en un Palacio. El Palacio Nacional.

El empresario es el Tesorero de una pequeña Unión de Comerciantes del municipio.

El político es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, con 370 mil efectivos bajo su mando.

Los dos casos retratan la cultura del esfuerzo. Pero uno se pregunta:

¿El empresario encarna a los ricos y el político encarna a los pobres?

¿El empresario representa a los neoliberales conservadores corruptos y el político al pueblo bueno y noble?

¿El empresario es un fifí de la mafia del poder y el político es un chairo pobre pero honesto?

Si el empresario forjó su carrera empresarial sin violentar la ley, cumpliendo con todas sus obligaciones, ¿merece esos señalamientos?

Si el político forjó su carrera sin violentar la ley, compitiendo limpiamente en las contiendas electorales, ¿merece esos calificativos?

¿Por qué etiquetar? ¿Por qué estigmatizar? ¿Por qué dividir?

Esa es una duda razonable.

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