Falla en Galeana, Nuevo León, podría causar sismos fuertes de hasta magnitud 7

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En el corazón montañoso de Galeana, Nuevo León, la tranquilidad de Santo Domingo, una pequeña comunidad de apenas 200 habitantes, ha sido alterada por una amenaza que proviene desde las profundidades. Bajo las viviendas de adobe, una falla geológica de 42 kilómetros recorre el subsuelo y ha despertado el interés de científicos que intentan descifrar su potencial sísmico.
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La estructura fue identificada en 2022, pero solo recientemente comenzaron los trabajos de campo para entender su comportamiento. La Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) encabeza la investigación y ha desplegado un equipo multidisciplinario que recorre a pie los cinco segmentos en los que se divide la llamada Falla de Santo Domingo.
“Nos interesa saber si esos segmentos pueden romperse por separado o si podrían hacerlo todos al mismo tiempo”, explica Juan Carlos Montalvo, sismólogo del equipo.
Esa diferencia, asegura, podría marcar el paso de un temblor moderado a un evento mucho más severo.
“Si la ruptura fuera total, hablamos de un sismo que podría alcanzar magnitud 7”.
🫨La pequeña comunidad de Santo Domingo, en #Galeana, es el epicentro de una investigación que busca arrojar luces sobre un fenómeno que acaba de encender alertas: los #Terremotos en Nuevo León.https://t.co/IH83T21L1W pic.twitter.com/SC7iACWzXg
— El Horizonte (@ElHorizontemx) May 26, 2025
El análisis va más allá de los mapas y la teoría. Sobre el terreno, los investigadores han detectado señales claras de que la falla está activa. Una de ellas es una enorme caverna que se formó cuando los bloques de roca comenzaron a desplazarse, permitiendo la filtración de agua y la disolución de materiales subterráneos.
“Es un fenómeno típico en este tipo de estructuras. El movimiento facilita la formación de cuevas, que aquí pueden ayudarnos a ver lo que ocurre bajo tierra”, señala el geólogo Alonso Ramírez.
Otro punto clave en la exploración se encuentra en una cañada cercana, donde las paredes de roca muestran una ruptura vertical poco común.
“Las capas del terreno deberían ser horizontales, pero aquí se han fracturado”, dice Ramírez, apuntando a las grietas visibles de más de 12 metros de altura.
Además de las señales físicas, el equipo está recolectando datos mediante tecnología especializada como radares de penetración terrestre, con los que se intenta obtener imágenes del subsuelo. El objetivo es trazar un panorama lo más preciso posible del historial de actividad sísmica en la zona.
El interés no es solo científico. El extremo norte de la falla se encuentra a menos de 100 kilómetros del Área Metropolitana de Monterrey y a unos 70 kilómetros de Saltillo, dos zonas densamente pobladas. La cercanía ha encendido las alertas entre los expertos, que subrayan la importancia de entender lo que podría desencadenar esta falla en el futuro.
Por ahora, el misterio continúa. Santo Domingo, de paisaje sereno y calles polvorientas, se ha convertido en un punto clave para conocer más sobre la dinámica sísmica de Nuevo León. Lo que allí ocurra podría tener implicaciones mucho más allá de sus límites.