Joven sudcaliforniano consigue entrar a Yale

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Jair Ramírez, es un orgullo sudcaliforniano, a sus 18 años de edad ya ha realizado proyectos en beneficio de comerciantes locales y adolescentes con problemas de salud mental, pero hoy en día celebra el haber cumplido uno de sus más grandes sueños, entrar a Yale, una de las universidades más prestigiosas a nivel internacional.

La idea surgió hace dos años, fue entonces cuando empezó el largo proceso de admisión, la primera etapa se basó en investigar lo que debía hacer, después la consolidación de su portafolio académico y social en el que incluyó sus actividades académicas y extra curriculares, y cartas de recomendación, después las entrevistas virtuales y la creación de varios ensayos explicando por qué debería formar parte de la universidad, lo último y más difícil, el examen.

“Estuve estudiando un año completo, creo que fue la parte más compleja de todo el proceso, en periodo de vacaciones estudié entre 4 y 12 horas todos los días, hubo días en que me aventé 12 horas seguidas de puro estudio y ya cuando entré a la escuela estudiaba entre 3 y 4 horas diarias”, aseguró.

Él sabe que todo el tiempo invertido y la dedicación que puso en esto ha valido la pena, ya que además de la admisión obtuvo una beca completa que incluye vuelo de traslado, gastos de comida y estancia durante los cuatro años de estudio, seguro médico, y una cantidad para gastos personales, entre otros.

Es relevante mencionar que la colegiatura de estos centros educativos ronda entre los 60 mil a 70 mil dólares al año, que se traduce en más de un millón 200 mil pesos.

A una semana de recibir la gran noticia, el joven sudcaliforniano recuerda con emoción ese momento:

“Hay, tenía mucha ansiedad y emoción, me enteré hace como una semana. Hay un portal donde tú puedes abrir la decisión, entonces entras con tus datos y te aparece un botón que dice ‘Abrir tu decisión’, entonces le picas y te aparece una carta que dice si entraste o no entraste”.

Jair está agradecido con sus padres y hermanos por el apoyo que le dieron en los últimos dos años, las veces en las actividades familiares para enfocarse en el proceso de admisión y apoyarlo en sus estudios para el examen.  Afirma que fue un esfuerzo en conjunto en el que se involucró toda la familia.

“Muchos factores pueden hacer que te caigas, ciertamente hubo momentos donde quise tirarlo todo, donde quise rendirme y sentí realmente que no tenía esperanzas, que no había forma de lograrlo, así que mi consejo sería que cualquier persona que tenga un sueño grande se aferre a él y sepa que los caminos nunca son simples, pero si está dispuesto a luchar contra eso y afrontar los retos, cualquier sueño es posible”.

El joven estudiante ya está listo para conocer el que será su campus universitario, en New Haven, Connecticut, y participar en un evento de pre-ingreso, pero será en agosto cuando se mude a su nuevo hogar en Estados Unidos.

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