La caída de Cienfuegos y el riesgo de la militarización de la seguridad
Cuentan que el cabuleo en boga entre los militares mexicanos consiste en retarse a “aquel que esté libre del narcotráfico, que se eche un viaje a Disneylandia”. Suena a chiste, pero es anécdota, si no, pregúntenle al Exsecretario de la Defensa Nacional, el General Salvador Cienfuegos, a quien los narcotraficantes, con los que supuestamente estaba coludido, le apodaban “El Padrino”.
No es la primera vez que un militar de alto rango es arrestado por cargos relacionados con el mundo de las drogas. Recordemos al General de División José Gutiérrez Rebollo, que fue condenado a 40 años de prisión por facilitarle la chamba al “Señor de los Cielos”, pero el caso de Cienfuegos, sí marca un parteaguas por dos motivos: primero, la detención se lleva a cabo a petición de la DEA de Estados Unidos y no de las autoridades mexicanas, y segundo, el acusado ostentó el rango más alto al que puede aspirar un militar de carrera.
Pero más allá de lo escandaloso, esto refleja un problema grave que tiene México al destinar a las Fuerzas Armadas al combate al narcotráfico. Un narcomenudista que vende droga en la calle es un tema de salud y seguridad pública. Pero si el dinero que genera la venta de esas de bolsitas con sustancias misteriosas, sirve para comprar funcionarios y altos militares que están a cargo de la protección de las estructuras del Estado, entonces tenemos un problema de seguridad nacional, que es finalmente a lo que deberían estar dedicados los militares.
Mientras se les siga metiendo a realizar tareas de policía, tarde que temprano habrá casos en donde haya jefes y oficiales que sucumban a la corrupción. Y no, no estoy diciendo que todos los grupos castrenses estén corrompidos, pero sí creo que el caso del “Padrino” es un llamado fuerte para pensar en la desmilitarización de la seguridad en el largo plazo y apostar al fortalecimiento de las policías locales.
No obstante, no será así. El presidente, que por cierto es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, seguirá apostando por este modelo de exposición de los militares, bajo el pretexto de que la corrupción ya se acabó, y que el General Cienfuegos es parte del pasado neoliberal corrupto, porque este caso, aunque claramente no estaba en su radar, sino en el de los estadounidenses, bien le permite capitalizar su narrativa de la honestidad valiente.
Lo malo para él es que aquí no habrá show, ni videos, ni consultas, como acostumbra hacer en aras de marcar la agenda. Será un fiscal americano quien lleve la batuta de lo que se comunica y lo que no. Y será bajo el apego a la ley y no al contentillo de su estrategia de comunicación.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael