La capirotada, postre típico de los estados mexicanos

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Edith Velázquez Domínguez

La Paz.-Desde el pasado miércoles 26 de febrero dio inicio la Cuaresma con el tradicional Miércoles de Ceniza hasta la víspera del Domingo de Resurrección, en el cual algunas iglesias cristianas preceptúan ciertos días de ayuno y penitencia en memoria de los cuarenta que ayunó Jesús en el desierto.
Sin embargo, durante toda la época de Cuaresma, además de los platillos libres de carne se consume principalmente un platillo que ha sido adoptado por diversos países, cada región tiene su propia forma de prepararla, aunque la base de este postre es el pan.
Se trata de la capirotada, un postre típico de los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila, Durango, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Zacatecas, Tamaulipas, Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Nuevo León, así como en Nuevo México (Estados Unidos).
Hoy conoceremos la tradicional capirotada preparada con el toque de una familia sudcaliforniana, consiste en pan tostado, o añejado hasta que se deshidrata, cortado en rodajas que son puestas a cocer junto con trozos de plátano, pasas, nueces, guayaba y cacahuates, cubierto con jarabe de piloncillo y queso de mesa rallado.
Como muchos de los platillos nacionales, la capirotada tiene sus orígenes en la Conquista; se cuenta fue traída por los españoles que la preparaban de dos formas; a la francesa, que utilizaba carne y embutidos y la clásica que era una especie de budín aderezado.
Acorde con la tradición cristiana, los ingredientes tienen interpretaciones religiosas: el pan como el cuerpo de Cristo; la miel su sangre, la canela recuerda la madera de la cruz y los clavos de olor a los que se utilizaron para crucificarlo.
Según la receta más conocida, es importante secar las rebanadas de pan al sol y freirlas en aceite caliente, hervir el agua junto con el piloncillo, azúcar, canela y clavos hasta obtener un jarabe ligero, colarlo, posterior a ello acomodar una capa de rebanadas de pan frito en el fondo de un refractario rectangular o cazuela de barro, cubrirla con parte de los cacahuates, pasitas, nueces y cubitos de queso. Bañarla con la miel de piloncillo y repetir el procedimiento hasta terminar con los ingredientes. Adorna con mitades de nuez, hornea a fuego medio hasta que se dore y a disfrutar.

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