La división del país
C a l í o p e
Después de una maratónica sesión, los diputados aprobaron ayer la desaparición de 109 fideicomisos, creados en los gobiernos “neoliberales” con los que se garantizaba un desarrollo presupuestario más allá de los problemas del presupuesto real), con los que el gobierno federal obtendrá 68,400 millones de pesos. ¿Qué hará con ellos? Se supone que serán para gastos relacionados con la pandemia, aunque todavía es indispensable saber si la Ley de Egresos se lo permite.
La sesión duró 19 horas y fue así porque los diputados de Morena desecharon cada una de las 350 reservas que la oposición planteó y hasta hubo toma de la tribuna, frenaron la sesión del martes mientras el proyecto era discutido; más tarde, legisladores del PAN instalaron tiendas de campaña en el salón de sesiones, asegurando que permanecerían ahí hasta que Morena retirara su iniciativa de desaparición de fondos de apoyo al sector salud, niños con cáncer, al Fonden para los desastres naturales, entre otros. Nada sirvió, los mayoritearon.
El problema, me parece, está justamente en que la mayoría se impuso más allá de cualquier discusión o del intercambio razonable de ideas. Se impusieron porque pudieron, pero nada más. Y mientras esa sea la política de gobierno, cada vez habrá más polarización, como la del Frenaa.
Si algo le debe el Frenaa a AMLO es su existencia, o mejor, el renacimiento de la derecha ultraconservadora mexicana, de larga data, como por ejemplo desde los tiempos del sinarquismo. Frenaa se ha convertido, más allá de las pésimas prácticas del plantón en el centro de la Ciudad de México con sus carpas voladoras, en la cuna del conservadurismo más rancio que ha dado este país y que se alinea bastante bien con los movimientos de extrema derecha que hoy renacen por toda Europa y el norte de América.
Es un grupo heterogéneo que se caracteriza a grandes rasgos por un nacionalismo extremo, añorante de un pasado idílico y por diversas manifestaciones de xenofobia y supremacismo o superioridad blanca.
En México conocemos al Yunque y a sus derivaciones, como ProVida y ProFamilia, que nacieron desde la organización “Acción Católica” en la época de la cristiada.
El país está cada vez más polarizado y los grupos están cada vez más radicalizados. El sello de esta época no es el amor, la fraternidad o la solidaridad; es como dice Héctor de Mauleón, el odio.
@cromerogabriell