La inflación y desempleo

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La relación entre la inflación y el desempleo tiene casi un siglo en el centro de la investigación económica. Desde el primer artículo de Irving Fisher de 1926, que ha sido confirmado por una investigación de A.W. Phillips en 1958 y de nueva en cuenta en 1960 por Paul Samuelson y Robert Solow. Estos economistas llegaron a conclusiones similares que se pueden resumir en que el desempleo y la inflación tienen una relación inversa. Es decir, que cuando la tasa de desempleo aumenta, la tasa de inflación disminuye y viceversa.

Las implicaciones de esta relación son muy relevantes para las políticas públicas, sobre todo relacionadas a la política monetaria del país. Es por eso que cada año los gobiernos alrededor del mundo revisan y publican su meta de inflación con cierto rango que consideran aceptable. Es que así reconocen que van a realizar acciones para controlar los precios, pero no irán tan lejos como llevar la tasa de inflación a cero o negativa, ya que el costo sería una tasa de desempleo inaceptable. De igual manera el gobierno debe llevar a cabo acciones para fomentar el empleo y llevar el desempleo a los niveles mínimos para cada economía, pero tampoco pueden impulsar el empleo a toda costa, ya que esto provocaría niveles de inflación altos que tendrían un efecto negativo en el resto de la economía.

De acuerdo a la información publicada para países de las dos zonas económicas más relevantes del mundo, la inflación es el problema económico más relevante que resolver en la actualidad. Los niveles de desempleo están en niveles históricos y con tendencias a la baja, sin embargo, en las principales economías todavía se observa una fuerte inflación.

El origen puede ser residualmente parte de la pandemia de Covid y los desajustes que provocó como la pérdida de una planta productiva, las reconversiones de ciertas industrias que ahora tienen que reconvertirse de vuelta, el desequilibrio en las cadenas productivas internacionales, la transformación digital que ha ocasionado menor número de horas para realizar las mismas actividades.

La solución no será tan sencillo como subir las tasas de interés para quitar liquidez a los mercados; en la época actual de integración, cada bloque tiene otras consideraciones que hacer. En el caso de Europa hay dos polos opuestos; países como Alemania, con bajo desempleo, a quienes les urge controlar la inflación de la zona Euro, al mismo tiempo países como Suecia o España, que tienen niveles de desempleo muy elevados y necesitan estimular sus economías. En América del Norte, se observa que Estados Unidos y Canadá han elevado sus tasas de referencia hasta niveles de 4.5%, lo que erosionó casi por completo el efecto de que el Banco de México tenga la tasa de referencia en 11%, el nivel más alto desde 2001.

La realidad para México es más compleja, porque estar ya en niveles históricos en la tasa de referencia, quiere decir que se está mermando la inversión y el consumo. Lo preocupante es la pérdida de inversión, ya que el país no ha alcanzado su meta de producir un millón de empleos al año y con menos inversión se aleja más de esta cifra.

Una variable positiva ha sido el tipo de cambio que se mantiene a la baja, y que empezó el mes de marzo por debajo de los $18 pesos, lejos de la cotización del 20 de marzo del 2020 de $24.41. Esto es bueno para la inflación porque, a pesar de los buenos ingresos en inversión extranjera, en turismo y por remesas, no llegarán tantos pesos a la circulación. Además, al hacerse las divisas extranjeras más baratas, también permitirán importaciones más baratas, sobre todo de alimentos que deben ayudar a disminuir la inflación.

Para las empresas esta época es una nueva lección de por qué la cultura de prevención financiera es relevante. Ya que de nueva cuenta estamos atravesando una época de datos inimaginables, como un dólar a la baja, tasas de interés por encima del 10%, probablemente si las acciones para controlar la inflación funcionan en el corto plazo el desempleo, de más del 8%. Esto trae sus consecuencias para quien no se preparó con protecciones como los swaps de tasa de interés o contratos de futuros para el dólar.

 

Hoy en día hay empresas que siguen colocando sus dólares en $20 pesos o más gracias a estos contratos y no están poniendo en riesgo sus proyectos ni su operación para 2023. Igual hay empresas que van a concluir sus proyectos en los próximos años y seguirán pagando tasas por debajo del 7% gracias a sus coberturas que hasta hace seis meses eran activamente colocados por los bancos.

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