La lista de engaños crece: alimentos no cumplen lo que prometen

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Alimentos procesados

Foto: Milenio

La lista de engaños en alimentos crece, como resultado de los estudios que realiza el Laboratorio de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), a través de los cuales se alerta sobre incumplimientos en normas, uso de una denominación sin tener las características que la respalden u ofrecen un menor contenido de producto al que dice en la etiqueta.

A la fecha se han detectado irregularidades en lácteos como quesos, yogures, cremas comestibles y mantequillas, pero también en embutidos como salchichas y jamones, así como en bebidas carbonatadas energizantes, agua con aloe y licores.

En algunos casos se trata de alimentos o bebidas con alto contenido de azúcar, calorías y grasas que pueden afectar la salud.

El pasado 30 de agosto entró en vigor la Ley de Infraestructura de la Calidad, que en su artículo 3 numeral XI contempla:

“Ordenar la suspensión o prohibición de la comercialización de bienes, productos y servicios, incluyendo la inmovilización de los mismos para impedir su comercialización, así como establecer las medidas tendientes a proteger a los consumidores o usuarios finales de aquellos bienes, productos y servicios respecto de los cuales se hayan detectado incumplimiento con las Normas Oficiales Mexicanas”.

Ello significa que, en caso de incumplimiento, la autoridad puede impedir su venta, como lo anunció este martes para una veintena de quesos y yogures analizados recientemente.

Entre 2019 y 2020, los incumplimientos de normas de empresas fabricantes o productos que no resultaron ser lo que decían sus etiquetas son los siguientes:

  • Yogures para beber, que parecen más “jarabes” que lácteos por su gran cantidad de edulcorantes, además de que no contienen el porcentaje de proteína mínimo para clasificar como yogurt.
  • Jamones de pavo y de cerdo que contienen soya sin indicarlo, combinan varios tipos de cárnicos sin hacerlo explícito o tienen un contenido de carne menor e incumplen la norma. El etiquetado es poco veraz al decir que es un producto extrafino o fino, pues contienen fécula de papa, maíz o chícharo o utilizan carragenina para aumentar la capacidad de retención de agua.
  • Salchichas de pavo, pechuga de pavo, hot dog, viena o cocktail que incumplen con la normatividad, no dan información veraz, contienen soya sin especificarlo o dicen ser light, pero en realidad no lo son porque tienen alto contenido de grasa y calorías, o contienen menos de 9.5% de proteína.
  • Bebidas carbonatadas con cafeína y otros ingredientes que rebasaron la recomendación del nivel máximo de ingesta de azúcares al día de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, mientras que en algunos casos registran altos niveles de cafeína.
  • Mantequillas que no lo son porque contienen grasa vegetal o grasa que no es de leche, o bien, dicen ser reducidas en grasa sin cumplirlo. Algunas marcas fueron sujetas a actos administrativos por infracciones a la ley, imponiéndoles sanción.
  • Quesos que no son 100% de leche porque adicionan grasas vegetales, no especifican el valor nutrimental, no declaran los ingredientes, no detallan el país de origen, e incluso algunos traen menos producto de lo que declaran la etiqueta.
  • Aguas con sábila o aloe vera que en realidad no contienen esa planta o apenas incluyen 0.01% de extracto.
  • Licores que tienen más alcohol del máximo permitido o declaran tener menor porcentaje de alcohol del que realmente tienen o que muestran leyendas que hacen creer que beberlos generará alguna ventaja para el consumidor.
  • Cremas comestibles que incumplen en calidad, tienen menor contenido de proteína respecto a lo que marca la norma o tienen una mayor cantidad de grasa vegetal y no pueden denominarse crema.
  • Carne para hamburguesas de res o de pollo que contienen soya, pellejos o piel de pollo y carne de cerdo que no se detallan en el etiquetado.
  • Atún que contiene más soja que pescado, algo que ya se subsanó con la entrada en vigor de la nueva normatividad que limita el contenido de ese ingrediente.
  • Bebidas vegetales de coco, soja, almendra, avena, entre otras, cuyo principal componente es agua, seguido de azúcares, grasas y proteínas, que se venden a altos precios.
  • Aceites gourmets como los de ajonjolí, aguacate, cacahuate, de olivo y de semilla de uva que en realidad están adulterados con aceite de cártamo, de soya o canola, sin indicarlo en su etiqueta.

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