La música como pilar fundamental de otras actividades de ocio

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La música como pilar fundamental de otras actividades de ocio

Todos tenemos una canción o una melodía preferida que nos permite viajar a un momento único de nuestra vida. Desde que nacemos, una sintonía nos acompaña y nos transmite muchas emociones y sentimientos que no pasamos por alto. 

El arte de las musas” se ha convertido en una herramienta fundamental para experimentar sensaciones a lo largo de los años. Tal es el impacto de unos acordes, que mediante la ciencia denominada musicoterapia, se pueden solucionar algunos trastornos que experimenta un cuerpo, de ahí, la importancia de los sonidos.

Todas estas características que hacen de la música un arte peculiar y de referencia, no pasan desapercibidas para qué actividades de otros campos se alimenten de acordes y melodías en todo su esplendor.

Música en videojuegos 

El sector gaming se ha convertido por méritos propios. Los productos que llegan al mercado de esta naturaleza cada vez presentan una mayor calidad gráfica, y todas tienen una seña de identidad desde la parcela sonora. La música se ha convertido en algo más que un mero acompañante de los videojuegos, y es que algunas de sus bandas sonoras se han convertido en auténticas obras de culto, que hacen a un gamer identificar un juego con solo escuchar de uno de sus acordes.

La parcela sonora de estos videojuegos se ha convertido en un mecanismo complejo de estructuras musicales, contribuyendo al éxito rotundo de títulos de referencia como como God of War, The Last of Us o Uncharted.

Música en las tragamonedas 

Uno de los modelos de negocio que mayor crecimiento ha experimentado en el último tiempo, es el del juego online. Productos como las tragaperras en línea se han retroalimentado de temas musicales que se han convertido en referencia para millones de personas diariamente. 

En los últimos tiempos, y desde la diversificación de estos productos hacia la parcela interactiva, la música no es solo un acompañante, sino un pilar fundamental en lo que radica gran parte de su enorme aceptación mundial.

Un ejemplo claro y llamativo, en este sentido, es la tragamonedas The Big Easy, al son del jazz, entre los más queridos por el público en general y por los muchos principiantes que inician su periplo en esta actividad a través de este título. La tragamonedas presenta escenarios ambientados en las calles de una pequeña ciudad en medio de la noche y un sistema de cinco carretes y veinte líneas de apuestas, símbolos en forma comodines y un sistema de bonificación único. 

En definitiva, la música y el sector gaming son dos casos que se retroalimentan a la perfección. El poder de los acordes hace más impresionante el nivel de los videojuegos que llegan asiduamente al mercado. Esto no cesará ahí, ya que con toda probabilidad “el arte de las musas” siga ganando importancia en este tipo de productos.