La sangre sigue borboteando

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En Tercera Persona

El sábado pasado el alcalde de Teocaltiche fue interceptado en la entrada de Belén del Refugio por un comando. Iba a inaugurar una obra de reencarpetamiento, cuando sobrevino el ataque.

Lo escoltaban dos patrullas de la policía municipal. Elementos de esa corporación recibieron una llamada de auxilio. Informaron más tarde: “Los compañeros ya no manifiestan nada”.

Dos agentes, César Villalobos y Leobardo Jiménez, perdieron la vida dentro de la unidad en la que escoltaban al edil.

Los agresores huyeron hacia Lagos de Moreno, llevándose el auto del alcalde quien, según los reportes, había logrado guarecerse del ataque. Los autos fueron encontrados en Encarnación de Díaz, con cartuchos percutidos. En esa zona, un conductor fue despojado de su camioneta: los criminales la dejaron atravesada sobre los dos carriles de la carretera San Juan de los Lagos y Encarnación de Díaz, y le prendieron fuego.

Se trata de la misma zona de guerra en Los Altos de Jalisco en donde el mes pasado —11 de agosto— cinco jóvenes de Lagos de Moreno fueron privados de la libertad: la misma zona desde la que se difundió un video cuya crudeza sacudió al país y en el que se obligó a uno de los muchachos secuestrados a asesinar a uno de sus amigos.

Apenas el 18 de agosto pasado, circularon imágenes de una avioneta que sobrevoló Teocaltiche y lanzó miles de volantes dirigidos a los habitantes de la localidad. En esos documentos, firmados por las “4 letras del terror”, el Cártel Jalisco Nueva Generación, CJNG, se lanzaron amenazas contra dos integrantes del Cártel de Sinaloa, “Mario” y “Ramón”, a quienes se acusó de recibir explosivos de manos del Ejército y de “trabajar” con el gobierno.

La estrategia había sido empleada desde 2021: volantes lanzados en otro sobrevuelo bajo los cielos de Teocaltiche señalaron a “Mario González y su gente” de ser responsables de la ola de desapariciones, extorsiones y homicidios que atenazaban la región.

Mario González Martínez y su hermano Ramón, hijos del célebre narcotraficante conocido como don Mario (un hombre de confianza del “Chapo” Guzmán), son identificados como operadores del Cártel de Sinaloa en Los Altos de Jalisco. En otros volantes lanzados desde los aires, sus rivales los acusan de recibir apoyo “del gobierno municipal y la Guardia Nacional”.

Desde al menos 2019 se ha trazado claramente la línea de los enfrentamientos entre ambos grupos criminales. En octubre de ese año seis personas fueron ejecutadas en Teocaltiche. A la par de los enfrentamientos, que en 2020 y 2021 provocaron el desplazamiento de miles de personas, la mitad de las cuales procedían de rancherías como Los Gracias, El Rosario, Rancho Santo, Rancho Mayor, El Saucito y Aguatina, entre otras, comenzaron las emboscadas a elementos municipales, estatales y de la Guardia Nacional.

El 17 de mayo de 2022 una de estas emboscadas dejó tres guardias nacionales muertos. Meses antes, un enfrentamiento de hora y media en el poblado de Mazcua, a ocho kilómetros de Teocaltiche, paralizó la zona.

“Desconozco lo que está pasando”, “estoy fuera”, alegó en esa ocasión el alcalde Juan Manuel Vallejo Pedroza, quien recomendó a los pobladores encerrarse en sus casas. Vallejo Mendoza es el mismo alcalde que el sábado pasado fue atacado en la entrada de Belén del Refugio.

Tras aquel enfrentamiento de hora y media, las autoridades reportaron el hallazgo de vehículos blindados que habían quedado abandonados, pero no había un solo cuerpo: los muertos fueron levantados por los contendientes. En mayo de este año, nuevos enfrentamientos y narcobloqueos dejaron 15 vehículos incendiados y varios videos tomados por pobladores, en los que el tableteo de las armas de alto poder resonaba en la oscuridad.

La búsqueda hace un mes de los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno reveló la existencia de fincas y bodegas en las que había cuerpos desmembrados y calcinados: lugares que pintaban en modo dantesca el día a día en Los Altos.

La conmoción que causó la desaparición de los jóvenes de Lagos de Moreno comenzó a disiparse frente al alud de malas noticias que la inseguridad va dejando en México. El atentado, el sábado pasado, en contra del alcalde de Teocaltiche, nos recuerda que en Los Altos la sangre sigue borboteando: que a un año ya del fin del sexenio, nada, absolutamente nada, logra detenerla.

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