Las tres muertes de Marisela Escobedo
A los 14 años Rubí se enamora, su madre y hermanos no creen que él sea la mejor pareja para ella, piensan que puede estar con alguien mejor… hay algo en él que les provoca desconfianza.
Para no entrar en conflictos con la joven se mantienen al margen. Rápidamente queda embarazada y se va a vivir con él en condiciones económicas nada estables. Marisela, su madre, los apoya hasta que un día, sin más, Rubí desaparece, apenas tenía 17 años. Sergio Rafael Barraza, la pareja de la joven, la había asesinado brutalmente.
Así es como inicia el viacrucis de Marisela Escobedo quien, por amor a su hija, hizo todo lo que estuvo en sus manos para conseguir justicia y meter a la cárcel a Sergio Barraza.
Parecía que el crimen se había resuelto cuando el asesino confesó su crimen y pidió perdón a Marisela. Pero no… el asesino fue absuelto por tres jueces a quienes les pareció que la evidencia no era suficiente para condenarlo.
“Las tres muertes de Marisela Escobedo” plasma a la perfección el drama que viven diariamente 10 familias en México por causa del delito de feminicidio.
Este documental, publicado recientemente en Netflix, realizado por Carlos Pérez-Osorio y Laura Woldenberg, deja manifiesto que Marisela no sólo fue víctima del feminicida de su hija, sino del crimen organizado y del Estado.
El jueves pasado leí la nota de una madre que había buscado durante dos años a su hija Fernanda. Nora Lira, hoy líder del Colectivo Rastreadoras de Ciudad Obregón, el 2 de octubre sacó de una fosa en Sonora, con sus propias manos, los huesos de su hija. Es imposible dejar de pensar que es una historia que se repite una y otra vez.
También recordé otro gran documental, “Hasta los dientes”, del ganador del Ariel, Alberto Arnaut. Este largometraje relata la incansable lucha de las familias de Jorge y Javier, quienes fueron asesinados por las fuerzas armadas al ser “confundidos” con sicarios (dentro de una universidad).
Tuvieron que pasar 9 años de lucha para que el Estado reconociera públicamente que eran estudiantes y se disculpara con sus familias. Esa es la justicia de México.
Esta historia, al igual que la de Rubí y Marisela, sucedió durante el sexenio de Felipe Calderón y su “lucha” contra el narcotráfico.
Pero la realidad es que las cosas no han mejorado. Según el Índice Global de Impunidad, en México únicamente el 1.14 por ciento de los delitos son investigados y sancionados.
A pesar de la pandemia, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, el Gobierno de México proyecta contabilizar más de 40 mil ochocientos homicidios dolosos este 2020; ese es un récord.
Si a esos números le sumamos la creciente cifra de desaparecidos, el panorama es desolador.
En nuestro país la procuración de justicia brilla por su ausencia. 1 de cada 10 homicidios se resolverá, en el resto, los asesinos seguirán en las calles. No podemos voltear hacia otro lado, éste es nuestro México.
No hay que dejar de hablar de estos temas, levantemos la voz y exijamos justicia. Cada uno desde su trinchera. No podemos seguir viviendo como si nada en este país del no pasa nada.