Latinos, ¿el chivo expiatorio para EEUU por repunte de COVID-19?

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La Casa Blanca, por ejemplo, investiga si los viajes desde México han contribuido al aumento de los contagios, a pesar de que su asesor económico, Larry Kudlow, comentó el 22 de junio que no hay una segunda ola de infecciones de coronavirus en el país.

Para ello, las autoridades encargaron a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) enviar equipos de estudio a las comunidades hispanas de los estados de Arizona, California, Texas y Carolina del Norte a fin de rastrear los brotes de COVID-19 y contenerlos.

Tanto Arizona, como California, Texas y Carolina del Norte son los estados que han enfrentado aumentos de infecciones en ese grupo poblacional. Por ello, en la Sala de Crisis de la Casa Blanca se ha resaltado ese elemento común para aumentar las capacidades de respuesta ante el repunte de la epidemia.

Esta percepción se ha complementado por un estudio de la Universidad Johns Hopkins, el cual afirma que los latinos son el grupo racial y étnico con mayores tasas de contagio del COVID-19 en Estados Unidos, la cual tres veces más alta que cualquier otro sector poblacional.

La investigación señala que el hacinamiento y las condiciones de vida, lo cual implica una mayor necesidad económica y participación en sectores esenciales, han contribuido que las infecciones en la comunidad latina sean mayores.

No obstante, esta situación también ha servido para difundir acusaciones que han provocado polémica. La más importante tuvo como protagonista al gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien culpó a los trabajadores agrícolas hispanos por el aumento en los contagios del nuevo coronavirus en su estado.

“Algunas de estas personas van a trabajar en autobuses escolares y se apelotonan como sardinas mientras se desplazan a través del condado de Palm Beach y otros lugares similares, lo que permite muchas oportunidades para que se produzca el contagio”, aseveró.

Los comentarios de DeSantis generaron indignación en la comunidad latina en Florida, la cual instó al gobernador a ofrecer disculpas públicas por sus declaraciones. Representantes de este grupo calificaron los comentarios como “vergonzosos” y recordaron que, en todo caso, las autoridades están obligadas a ofrecer a este sector de la población ayuda sanitaria para evitar la propagación del virus.

El sentido de estos comentarios es similar al del presidente Donald Trump, quien de manera sistemática ha utilizado a México como ‘chivo expiatorio’ de los problemas de seguridad interior de Estados Unidos.

Desde su campaña presidencial, Trump se refirió al país latinoamericano como una fuente de crimen y enfermedades. Además, la pandemia de COVID-19 le ha servido para impulsar algunas de sus propuestas de inmigración más duras, en particular para bloquear los casos de asilo en la frontera y limitar la emisión de tarjetas de residencia.

Asimismo, en marzo Estados Unidos y México acordaron restringir los viajes no esenciales en la frontera común de ambos países para contener la propagación del virus SARS-CoV-2. No obstante, Washington ha permitido el ingreso de ciudadanos estadounidenses y de personas que realizan tráfico comercial, así como de trabajadores agrícolas.

La Secretaría de Salud mexicana registra 191.410 casos confirmados de COVID-19, el cual ha provocado 23.377 fallecimientos. Esta cifra dista mucho de los 2.323.755 pacientes confirmados de haber padecido la enfermedad en EEUU donde la Universidad Johns Hopkins contabiliza 120.674 fallecidos, ubicándose en el primer lugar de decesos a nivel mundial.

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