Liberan a Israel Vallarta tras 20 años preso

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Israel Vallarta Cisneros, quien permaneció casi dos décadas en prisión preventiva sin sentencia, fue finalmente liberado este jueves por orden de una jueza federal. Su caso, envuelto en uno de los episodios más polémicos del sistema judicial mexicano, se convirtió en emblema de las violaciones a los derechos humanos, el abuso de poder y el uso mediático de la justicia.
Vallarta fue detenido el 8 de diciembre de 2005 junto a su entonces pareja, la ciudadana francesa Florence Cassez, acusado de pertenecer a una supuesta banda de secuestradores llamada “Los Zodiaco”. Su captura fue transmitida en vivo en televisión nacional como un operativo en tiempo real.
Años después, las propias autoridades federales reconocieron que se trató de un montaje orquestado por la entonces Agencia Federal de Investigación (AFI), encabezada por Genaro García Luna.
Aunque Cassez fue liberada en 2013 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que concluyó que su proceso estuvo viciado por violaciones graves al debido proceso, Israel Vallarta permaneció en prisión.
En 2020, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) confirmó, mediante la aplicación del Protocolo de Estambul, que Vallarta fue torturado durante su detención. Sin embargo, la justicia mexicana demoró más de una década en actuar.
Durante años, organismos internacionales como la ONU Contra la Tortura exigieron su liberación o, al menos, que enfrentara juicio en libertad. Esa exigencia se concretó hasta este 1 de agosto, cuando la jueza federal Mariana Vieyra Valdez, con sede en Toluca, dictó sentencia absolutoria.
“No se acredita su responsabilidad penal. Se vulneraron derechos humanos fundamentales desde su detención”, señaló el fallo.
Vallarta fue absuelto de los delitos de secuestro, delincuencia organizada y posesión de armas. La jueza subrayó que las pruebas eran inconsistentes y derivadas de actos ilegales, por lo que ordenó su liberación inmediata del penal federal de máxima seguridad de El Altiplano, donde permanecía recluido.
La salida de Israel Vallarta fue recibida con aplausos por defensores de derechos humanos, familiares y organizaciones civiles que durante años exigieron justicia.
Su historia queda como un amargo recordatorio de los riesgos del montaje, la tortura, la prisión preventiva abusiva y la politización del aparato judicial. A sus 54 años, Vallarta recupera la libertad, pero no los casi 20 años que le fueron arrebatados.
“Su liberación no es un acto de benevolencia, es una obligación del Estado que le falló en todos los niveles”, declaró un abogado de su defensa.
La libertad de Israel Vallarta no sólo representa el fin de un encierro injusto, sino también una llamada urgente para revisar cientos de casos similares que permanecen olvidados en el sistema penal mexicano.
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