Día de las Madres: la herida abierta de las buscadoras en BCS

Mientras muchas reciben flores, en BCS madres buscadoras enfrentan este 10 de mayo entre fosas y silencio, con la esperanza de hallar a sus hijos
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Mientras muchas reciben flores, en Baja California Sur madres buscadoras enfrentan este 10 de mayo entre fosas y silencio, con la esperanza de hallar a sus hijos.

En Baja California Sur, como en muchas regiones del país, hay madres que cambiaron las flores por palas y los festejos del 10 de mayo por jornadas de búsqueda. Son mujeres que, ante la desaparición de sus hijos, se han convertido en rastreadoras, enfrentando el calor, el cansancio y la indiferencia con un solo objetivo: traerlos de vuelta a casa, vivos o no.

Rosalba Ibarra, representante del colectivo Búsquedas San José del Cabo, ha escuchado de viva voz lo que significa el Día de las Madres para quienes integran estas agrupaciones: una fecha suspendida en el tiempo.

IMG: CPS Media

Rosalba Ibarra, representante del colectivo Búsquedas San José del Cabo, ha escuchado de viva voz lo que significa el Día de las Madres para quienes integran estas agrupaciones: una fecha suspendida en el tiempo.

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“Aquí en la entidad, digamos que el 99% de las personas pertenecientes a colectivos son madres. El familiar más directo que siempre participa en la búsqueda y que no desiste en la búsqueda es la madre. Sabemos que la conexión de un hijo o una hija con la madre es muy fuerte. En la entidad y en todo México no tienen nada que festejar, es un tema no solamente el Día de las Madres, sino Navidad, los cumpleaños, el tiempo se pausa, he escuchado de las madres es que, para ellas, en el momento en el que desaparecen a un hijo el tiempo para ellas se detiene”, expresó Ibarra. 

En Baja California Sur existen colectivos de búsqueda que operan sin descanso, revisando reportes, organizando rastreos en campo y localizando posibles fosas clandestinas. Solo en el último año, el colectivo Búsqueda x La Paz ha ubicado más de 50 osamentas humanas en terrenos rurales de la capital del estado.

 Son mujeres que, ante la desaparición de sus hijos, se han convertido en rastreadoras, enfrentando el calor, el cansancio y la indiferencia con un solo objetivo: traerlos de vuelta a casa, vivos o no.

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Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), desde 2015 se han reportado 2,583 desapariciones en la entidad, de las cuales 776 siguen activas. La Paz y Los Cabos concentran la mayoría de los casos.

Rosalba Ibarra señala que muchos hallazgos son posibles gracias a llamadas anónimas, que terminan convirtiéndose en un cierre de ciclo para algunas madres.

“Nosotros estamos invitando a todas las personas que puedan saber del paradero de algún desaparecido a darles un regalo especial a las madres pertenecientes a los colectivos que es una llamada anónima que pueda llevarnos al paradero de sus hijos para que ellas puedan tener un cierre de ciclo y que sepan dónde ir a llorarle a un hijo. La desaparición es peor que la muerte (…) No necesariamente los buscamos de como nosotros queremos, todos queremos que aparezcan vivos, pero si no lo están también queremos encontrarlos y darles a las madres la oportunidad de vivir un duelo, de saber que sus hijos ya no están sufriendo”.

Además del desgaste físico y emocional, las madres buscadoras enfrentan un abandono silencioso: muchas dejan sus empleos, pierden su acceso a servicios médicos y se enfrentan al deterioro de su salud sin apoyos suficientes. Enfermedades crónicas, padecimientos derivados del estrés y falta de atención especializada son parte del costo invisible que implica buscar a sus hijos.

Para ellas, la búsqueda no solo es una exigencia de justicia, sino una forma de resistencia cotidiana ante el olvido.

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Para ellas, la búsqueda no solo es una exigencia de justicia, sino una forma de resistencia cotidiana ante el olvido.

Autor

  • Daniela Lara

    Reportera de sección policiaca de Tribuna de Los Cabos Licenciada en criminología egresada de la Universidad Mundial Campus Los Cabos, especialista en seguridad privada y técnicas criminalísticas. Soy criminóloga de profesión, pero reportera por vocación. Para mí el periodismo es una herramienta para impulsar políticas públicas para la prevención y erradicación del delito, así como de la impunidad.

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