México: un país que se mata a sí mismo

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Persona apuntando con arma de fuego

En el año 2023, México se enfrentó a una cruda realidad que, lejos de mejorar, parece agravarse con el tiempo. Cada 15 minutos, un mexicano perdía la vida, víctima de la violencia desenfrenada que parece haberse apoderado de nuestro país. Estos datos alarmantes, presentados en el “Resumen Ejecutivo 2023” elaborado por la Fundación Mexicana Promotora del Progreso y el Desarrollo (FUNDARMEX, A. C.), nos obligan a reflexionar sobre la urgente necesidad de abordar la situación de inseguridad que asola nuestras calles.

Durante el periodo de enero a diciembre de 2023, se registraron un total de 29,944 homicidios, lo que equivale a 95 asesinatos diarios, o lo que es aún más impactante, uno cada 15 minutos. Estas cifras son estremecedoras, y no podemos permitirnos ignorar la magnitud del problema. Al analizar el acumulado del sexenio, la cifra asciende a 175,456 homicidios, una estadística que clama por medidas drásticas y efectivas.

Otro fenómeno que contribuye a la sensación de inseguridad es el secuestro, un delito que, según el informe, ha alcanzado la escalofriante cifra de 727 casos durante el año pasado, sumando un total de 5,115 secuestros en el sexenio. Sin embargo, es importante destacar que esta cifra podría representar solo el diez por ciento de la realidad, ya que el secuestro es uno de los delitos menos denunciados. Este subregistro pone de manifiesto la falta de confianza en las instituciones encargadas de garantizar la seguridad.

Las desapariciones también forman parte de este sombrío panorama, con 12,034 casos registrados en 2023 y un acumulado de 48,117 en el sexenio. Al igual que en el caso de los secuestros, es probable que esta cifra sea mucho mayor debido al subregistro de este delito. La incertidumbre que rodea a las desapariciones afecta no solo a las víctimas directas sino a sus familias, generando un clima de angustia y temor que permea toda la sociedad.

Los datos presentados por FUNDARMEX, A. C. son un llamado de atención para todos nosotros. Más allá de las cifras, es necesario reflexionar sobre las causas subyacentes de esta violencia descontrolada. La falta de inversión y atención en la etapa de prevención del delito durante los últimos 11 años es una de las raíces del problema. La prevención, basada en la educación, es la herramienta más efectiva para lograr la pacificación a largo plazo, pero parece ser la gran olvidada en la agenda pública.

Resulta esclarecedor observar el contraste con naciones como Canadá y los países escandinavos, que han priorizado la inversión en educación como estrategia para combatir la violencia. Estos países nos muestran que es posible construir sociedades pacíficas y seguras cuando se apuesta por el fortalecimiento del tejido social a través de la educación. México necesita urgentemente replantear sus prioridades y aprender de aquellos que han logrado transformar sus realidades.

La violencia en México no es un destino inevitable; es el resultado de decisiones y omisiones que han perpetuado un ciclo pernicioso. Es hora de reconocer la importancia de la educación como la principal herramienta para prevenir el delito y construir una sociedad más justa y segura. La violencia no puede ser la narrativa que defina nuestro país; es responsabilidad de todos exigir un cambio de rumbo y trabajar juntos para construir un México donde la vida sea el bien más preciado.

GC

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