Migrante se esconde 8 horas arriba de un árbol pero la migra lo atrapa y lo arresta

En una escena tan dramática como simbólica de la crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos, Raymundo Caal-Caal, un migrante guatemalteco de 29 años, se aferró durante ocho horas a las ramas de un árbol para evitar ser arrestado por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en San Antonio, Texas.
El intento desesperado de evadir la deportación terminó en una captura que ha encendido el debate sobre el trato que reciben los migrantes en el país.
Todo comenzó en la mañana del 25 de abril, cuando agentes del ICE acudieron a un vecindario de San Antonio con una orden de arresto.
Al darse cuenta de su presencia, Caal-Caal abandonó el vehículo en el que se encontraba y corrió hasta treparse a un árbol de gran altura, negándose a bajar pese al calor sofocante y la presión de las autoridades.
La escena rápidamente atrajo la atención de vecinos, activistas y medios locales, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y desesperación.
Durante las ocho horas que duró su permanencia en el árbol, decenas de personas se congregaron alrededor, muchos de ellos gritando mensajes de apoyo y exigiendo que se respetaran sus derechos.
Organizaciones como la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) y activistas locales se presentaron para brindar respaldo legal y evitar que firmara documentos sin la presencia de un abogado.
“Esto es inhumano. Él no es un criminal. Solo vino a trabajar y ayudar a su familia”, expresó uno de los manifestantes.
Gabriel Rosales, director de LULAC Texas, condenó públicamente el operativo, calificándolo como una “persecución sin sentido que pone en riesgo vidas humanas”.
Raymundo ya había sido deportado una vez en 2013, pero como muchos migrantes centroamericanos, decidió regresar impulsado por la pobreza extrema y la necesidad de ayudar a su familia.
Desde su regreso a Estados Unidos, enviaba dinero regularmente a su madre y hermanos en Guatemala, quienes dependen de él para sobrevivir.
Su madre declaró a Univisión: “Mi hijo no es un delincuente. Solo busca darnos una vida digna”.
Tras horas de tensión, un equipo especial del ICE logró convencer a Raymundo de que descendiera.
Fue inmediatamente arrestado y trasladado a un centro de detención.
Ahora enfrenta cargos federales por reingresar al país tras una deportación, un delito que podría acarrearle varios años de prisión antes de una nueva expulsión.
Este episodio se suma a una serie de operativos del ICE en comunidades latinas, y ha generado indignación entre organizaciones proinmigrantes que consideran que estas tácticas solo profundizan el miedo y el trauma en familias vulnerables.
El caso de Raymundo Caal-Caal es un retrato crudo de la realidad que enfrentan miles de migrantes en EE.UU.: decisiones desesperadas, políticas inflexibles y una frontera que cada vez es más difícil de cruzar sin consecuencias devastadoras.
YM