Misión de San José del Cabo cumple 293 años
Un día como hoy, pero de 1730 fue fundada en territorio Pericú la Misión de San José del Cabo por un jesuita sevillano de nombre Nicolás Tamaral. De acuerdo a historiadores, el primer asentamiento estuvo ubicado a un costado del Estero Josefino, a tan solo unos metro de la zona costera.
20 años después y de acuerdo con el archivo histórico de San José del Cabo, para 1750 se calculaba que la población indígena de esta misión consistía de cien individuos. Hacia 1762 era de 63 personas, 50 en 1769 y para 1800 alcanzó los 200. Este último incremento en la población indígena se debió al cierre de la misión de Santiago, cuyos habitantes fueron trasladados a San José del Cabo.
No obstante, a partir de ese año se agudizó la caída de la población, de tal manera que para 1840 la misión fue abandonada permanentemente por la desaparición de los pericú.
De acuerdo con Gabriel Fonseca Verdugo, cronista del municipio de Los Cabos y encargado de llevar el registro la memoria histórica del destino, detallando un poco sobre el surgimiento de la cabecera municipal:
“Hernán Cortés, creyendo que Baja California Sur era una isla a la que nombraron California, -y que finalmente descubrieron que era una península-, invirtió muchos recursos con el objetivo de expandir sus dominios en estas tierras y consideró que solo a través de la organización misional se podía colonizar”.
Y aunque los primeros conquistadores españoles de México se encontraron con tres grupos tribales: los Pericues, los Guaycuras y los Cochimies, fue el conquistador español Hernán Cortés quien intentó colonizar la península, pero no tuvo el éxito deseado debido al conflicto y a la incapacidad de cultivar en aquel territorio de la California.
Para 1824, la región comenzó a funcionar como Ayuntamiento y fue en el año de 1830 cuando a través de un decreto del gobernador Mariano Monteverde, San José del Cabo se convirtió de misión a pueblo.
Actualmente la Misión de San José del Cabo se encuentra en la cabecera municipal a escasos metros de la plaza pública Antonio Mijares, en donde fines de semana familias de locales, nacionales y extranjeros se reúnen para disfrutar algún alimento y admirar la estructura colonial.