Nada oculto bajo el sol
EL SEXO ME DA RISA
NADA OCULTO BAJO EL SOL
Siempre la mente juguetona, que se regocija con las imágenes y sonidos de los recuerdos.
Mira que hermoso, todo verde, escucho la voz de mi amada decir. Yo callo, no la entiendo. No comprendo el sentir de sus palabras, mientras mis ojos a través de la ventana del avión buscan lo que genera su felicidad.
En una fila de tres asientos, nuestro acompañante originario de Los Cabos, comparte con ella su regocijo. Los dos hablan de la belleza del desierto, lo único que yo alcanzo a distinguir: piedras, más piedras, sobre arena y hierba seca.
Dejara yo de ser daltónico, la escucho decir socarronamente, como si tratara de disculparme con nuestro acompañante: Es que Jesús Manuel es de Veracruz y allá lo que les sobra es agua, selvas, árboles, vegetación, lo verde.
Bajacalifornianos los dos, ella del Norte y él del Sur, sé que tienen razón. Sin duda que toda la península, por su vegetación, por su fauna, por sus amaneceres y atardeceres y todo lo que tiene, es hermosa y fascinante.
Salvo que tenemos referentes diferentes, tan simple como el verde que genera el agua.
Pero tan contundente como el que mientras en Veracruz sufrimos los estragos que nos causan las lluvias y crecidas de los grandes ríos, en Baja California Sur, en lo particular Loreto, La Paz y Los Cabos, se están muriendo de sed. No tienen arroyos.
Los tres municipios, conforme señalan los técnicos y académicos, están ubicados en lo que llaman “el cinturón de los desiertos”‘, pues se ubican en una franja de tierra que recorre el mundo y su característica es la escacez de agua.
Tienen estos municipios sobre su cabeza, recurriendo a los clásicos, la espada de Damócles.
Y, de no actuar con decisión y firmeza, la falta de agua les va a cortar la cabeza.
Pero las autoridades de los tres municipios y del estado nada hacen. Son omisos y complacientes. Se regodean en su irresponsabilidad.
El diagnóstico ya lo tienen por parte de los académicos universitarios: sequía, sobrepoblación, escasa o nula agua subterránea, el colapso del 40 por ciento de las tuberías del agua potable por las que se filtra el escaso vital líquido, amenazan con llevar a la ruina la riqueza construida sobre el turismo.
Esa riqueza que atrae más inversión, más población, más consumo de agua que agudiza el estrés hídrico que vive la zona, convertida hoy en uno de los polos de desarrollo más atractivos del país.
Las autoridades municipales y del estado no le entran con decisión a atacar de fondo el problema con un plan de reordenamiento urbano.
Pero sobre todo, como bien me dijo un técnico de la Comisión Nacional del Agua, a esas autoridades les da miedo incluir al estrés hídrico como un elemento fundamental de un atlas de riesgo.
Estás autoridades no le entran a lo que deben atender con carácter urgente: declarar una moratoria de construcciones e iniciar un plan de reordenamiento urbano mientras cambian toda la tubería del sistema de agua potable durante unos dos o tres años, lo que permitirá que no se incremente más el consumo de agua y en tanto van creando la infraestructura que permita dar la garantía de un desarrollo ordenado y sustentable.
LA FORMULA FREGAR AL QUE MENOS TIENE
Pero no, prefieren la salida fácil: recurrir al tandeo del agua potable en las colonias populares, mientras cierran los ojos ante el escandaloso desperdicio de agua que se utiliza en los campos de golf y jardines de la infraestructura que genera la riqueza de la zona. Así sea agua reciclada.
No le entran a la atención profunda del problema porque son tuberías bajo tierra que no se ven, que no generan la percepción de gobiernos preocupados por atender el principal problema que aqueja a los marginados de los beneficios que da tener el agua potable con sólo abrir la llave.
Sí, esos marginados a los que en cada campaña electoral buscan y visitan para pedirles el voto con la certeza de que ya no volverán a esas colonias desatendidas por el gobierno municipal.
Creo yo que hoy existen las condiciones idóneas para atender el problema, pues el presidente de la república en su pasada visita al estado anunció que su gobierno acababa de comprar a la empresa Fortress su planta termoeléctrica de La Paz.
Dijo a viva voz que esa inversión de 180 millones de dólares es garantía de que Baja California Sur tendrá la energía eléctrica necesaria para que no vuelvan los apagones al estado.
Pues esa fue la llamada de atención para que las autoridades municipales y del estado se pongan las pilas y comiencen con los proyectos de construcción de desalinizadoras, que ayuden a fortalecer las acciones contra esa permanente falta de agua.
Los Cabos ya conoce el resultado de este tipo de infraestructura, por lo que nada más requiere meterle dinero al tema.
Cambiar la tubería del sistema de agua potable, iniciar el reordenamiento urbano y crear la infraestructura necesaria es el camino a seguir. No hay otro.
No es gasto. Es inversión para el presente y y para el futuro.