“No se preocupen, no pasa nada”
Los comentarios y acciones del presidente en turno ante la clara y pública intención de anular los trabajos del Instituto de la Transparencia, INAI, en un estado de derecho se habría hecho merecedor de una seria sanción por atentar contra un Instituto ciudadano protegido por la Constitución.
Asimismo, la evidente intención grabada en una reunión privada del secretario de gobernación, promoviendo el impasse del INAI, conminando a los senadores a dilatar el nombramiento de los consejeros de ese Instituto e impedir su función oficial.
Este es un caso directo del uso de autoridad para obstruir una obligación constitucional que, si estuviéramos en un régimen de leyes y respeto al estado de derecho, esta persona sería un posible delincuente acusado por ejercicio ilícito del servicio público.
Se menciona en repetidas ocasiones que estas acciones tan cínicas de obstaculizar el funcionamiento de un Instituto ciudadano ante un hecho tan sensible como es la rendición de cuentas son pasos a tener un gobierno tipo Venezuela o Cuba, y hay mucha razón en ello y antecedentes que lo confirman.
Lo peligroso en estos casos es el silencio de la ciudadanía trabajadora y productiva, de los jóvenes que heredarán este país y el silencio de los que viven en una situación cómoda aparente en el que “no pasa nada” y “yo no me meto en política”, respuestas para apoyar indolencia o desinterés por el país, siendo el único temor perder su cómodo “confort” de vida.
Cuidado, hay ejemplos similares en donde camarillas como Morena, apoyada por el presidente en turno o diputados y senadores, se han apoderado de un país progresista, llevándolo al caos social, económico y político, como Venezuela, habiendo sido un país democrático con dos partidos políticos, los Adecos y los Copeianos, en lucha de buena lid por el manejo del país.
Ambos partidos desaparecieron con la dictadura actual, y mucha gente acomodada y productiva diciendo dos años antes,
“no se preocupen, no pasa nada”.