Oscilaciones atmosféricas anticipan frío, lluvias y eventuales nevadas en México

El consenso de modelos indica que, dentro de los próximos 15 a 30 días, la MJO entrará en fases favorables para incursiones frías, mientras el vórtice polar continúa extendiéndose hacia el continente americano
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El ambiente caluroso que ha dominado a gran parte de México en las últimas semanas podría tener las horas contadas. De acuerdo con el meteorólogo José Martín Cortés, múltiples oscilaciones atmosféricas están alineándose para generar un patrón clásico de invierno sobre el país, con lluvias, descensos marcados de temperatura, fuertes rachas de viento y hasta nevadas en zonas altas. Aunque noviembre se mantiene atípicamente cálido —algo habitual en condiciones de La Niña—, las señales de cambio comienzan a ser más evidentes en el noroeste y norte del territorio, donde ya se registran episodios de frío y nieve.

Cortés explica que el escenario que se perfila no es resultado de un solo factor, sino de la coincidencia de varios mecanismos climáticos que podrían intensificarse entre la última semana de noviembre y todo diciembre. Entre ellos destaca la oscilación Madden-Julian (MJO), un fenómeno que suele asociarse con lluvias y ciclones en verano, pero que en invierno modifica la trayectoria de aire polar y ártico hacia Norteamérica. Cuando la MJO avanza hacia sus fases 7, 8, 1 y 2 —como se proyecta para las próximas semanas— incrementa la probabilidad de irrupciones frías desde el Ártico, mismas que pueden alcanzar México.

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En paralelo, la corriente en chorro subtropical podría activarse y transportar humedad desde el Pacífico hacia el país, generando lluvias y aumentando la inestabilidad. Esta combinación de aire frío del norte y humedad del océano configura un escenario típico de temporales invernales, aunque su intensidad dependerá de cómo evolucionen los patrones atmosféricos en tiempo real. Cortés recuerda que cada evento es único: hay inviernos más secos, otros más húmedos y algunos marcados por irrupciones frías excepcionales.

Otro elemento clave es el comportamiento del vórtice polar. En semanas recientes, especialistas monitorean un Calentamiento Estratosférico Repentino (SSW) que ha comenzado a alterar la estructura del vórtice, debilitándolo ligeramente y permitiendo que parte del aire ártico se extienda hacia Norteamérica. Si bien el fenómeno no apunta a un colapso extremo, sí es suficiente para abrir la puerta a masas polares más profundas que podrían desviarse hacia Canadá, Estados Unidos y eventualmente México durante diciembre.

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A estos factores se suman los bloqueos atmosféricos, patrones que modifican las presiones entre el Ártico y latitudes medias y que pueden favorecer la formación de anticiclones sobre Alaska, el Pacífico Norte o el Atlántico. Cuando estos bloqueos se establecen, el aire muy frío puede deslizarse hacia el sur con mayor facilidad, transportando masas de alta presión de hasta 1050 milibares, típicas de La Niña y responsables de los episodios invernales más severos registrados en la región.

Pese a estas señales, Cortés pide cautela ante la tendencia de divulgar predicciones extremas con demasiada anticipación. Advierte que México no puede asumirse como un receptor garantizado de frío intenso, pues sus probabilidades disminuyen conforme el aire ártico se desplaza hacia el sur. Utiliza una metáfora simple: Estados Unidos y Canadá son las primeras “personas en la fila”, casi aseguradas a recibir el impacto, mientras México se encuentra más atrás, sujeto a desvíos o debilitamientos de las masas frías. Por ello, recalca que no es responsable anunciar heladas severas o valores de -20 °C con más de 10 días de adelanto.

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El consenso de modelos indica que, dentro de los próximos 15 a 30 días, la MJO entrará en fases favorables para incursiones frías, mientras el vórtice polar continúa extendiéndose hacia el continente americano. Con bloqueos anticiclónicos reforzando la trayectoria del aire ártico, todo apunta a que México podría experimentar un periodo más invernal conforme avancen las semanas. Sin embargo, Cortés insiste en que la certeza solo llegará cuando los modelos mantengan consistencia y falten aproximadamente cinco días para el evento, momento en que podrá emitirse una alerta precisa y útil para la población.

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