Petro desafía la narrativa de EE.UU.: “El problema de Maduro es la falta de democracia, no el narcotráfico”

Tanto la Casa Blanca como el Gobierno de Venezuela guardan silencio público ante las declaraciones del presidente colombiano
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La postura del presidente colombiano, Gustavo Petro, volvió a sacudir el tablero regional al cuestionar directamente las acusaciones de Estados Unidos contra Nicolás Maduro y deslindarlo de vínculos comprobados con el narcotráfico. Al asegurar que no existe evidencia en Colombia que respalde la narrativa estadounidense, Petro coloca el foco en lo que considera el verdadero problema del mandatario venezolano: la ausencia de democracia y de diálogo en su país.

El mandatario colombiano contextualizó sus declaraciones en un momento de tensión creciente, apenas un día después de que entrara en vigor la designación estadounidense que clasifica al llamado Cártel de los Soles como organización terrorista internacional. Dicho grupo, cuya existencia niega Caracas, es señalado por Washington de traficar drogas y corromper funcionarios, y atribuye su liderazgo al propio Maduro. Petro, sin embargo, enfatizó que las investigaciones colombianas —independientes del Ejecutivo— no muestran relación alguna entre el narcotráfico colombiano y el presidente venezolano.

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Este contraste entre percepciones alimenta un debate más amplio sobre el rumbo político de Venezuela, donde Petro insiste en que la falta de democracia se ha convertido en el núcleo del conflicto. Para el presidente colombiano, el deterioro institucional en Caracas caracteriza a un gobierno que opera con bases ilegítimas y que se resiste a abrir espacios para elecciones libres. Su postura se sostiene en el desencuentro de 2024, cuando Maduro fue proclamado ganador en unos comicios desconocidos por la oposición, que asegura que el verdadero vencedor fue Edmundo González Urrutia, candidato impulsado por la líder opositora María Corina Machado.

La lectura geopolítica de Petro también apunta a que el enfrentamiento entre Caracas y Washington tiene raíces energéticas. Desde su perspectiva, la presión de Estados Unidos responde a intereses petroleros más que a una cruzada contra el narcotráfico. En su análisis, las mayores reservas de crudo pesado del mundo, ubicadas en Venezuela, juegan un papel determinante en la agenda estadounidense, del mismo modo que lo hacen otros conflictos globales donde el petróleo es un factor estratégico.

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Este enfoque explica por qué Petro considera que las acciones recientes de EE.UU. —incluido el despliegue de buques y aeronaves militares en el Caribe y el Pacífico, así como la destrucción de embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico— tienen menos que ver con la seguridad regional y más con presiones políticas. Maduro, por su parte, mantiene que dichas maniobras buscan desestabilizar su Gobierno, mientras insiste en que su triunfo electoral fue legal y legítimo.

El señalamiento sobre la lógica estadounidense se extiende incluso al liderazgo de Donald Trump. Petro asegura que el expresidente republicano tampoco busca un cambio democrático en Venezuela, sino negociar condiciones favorables para la explotación petrolera. Este planteamiento contrasta con el discurso oficial de Washington, que ha justificado sus acciones por la necesidad de combatir el narcotráfico y restaurar la democracia.

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En este cruce de acusaciones, el vacío institucional venezolano se mantiene como el elemento central del análisis de Petro. Según él, la única salida sostenible requiere abrir espacios de confianza y alternancia, algo que —afirma— ha planteado directamente a Maduro mediante llamados a compartir el poder y permitir elecciones verdaderamente libres, pasos que considera indispensables para reconstruir la legitimidad del Estado venezolano.

Mientras tanto, tanto la Casa Blanca como el Gobierno de Venezuela guardan silencio público ante las declaraciones del presidente colombiano, dejando en el aire un desacuerdo que no solo involucra a dos países, sino a una región entera que observa con cautela el rumbo que tomará la crisis venezolana en los próximos meses.

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