Quintana Roo cierra un año amargo para los restaurantes pese al flujo turístico

La inflación, la pérdida de poder adquisitivo, pésima promoción turística y el bajo consumo han provocado cierres definitivos y una ocupación por debajo de lo esperado en diciembre
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El sector restaurantero de Quintana Roo enfrenta uno de sus cierres de año más complicados desde la pandemia, con una derrama económica que será hasta 17 por ciento menor a la registrada en 2024, aun cuando el estado mantiene altos niveles de afluencia turística. La contradicción entre ocupación hotelera y consumo en restaurantes se ha convertido en una señal de alerta para una industria clave del Caribe mexicano.

Desde la perspectiva empresarial, el incremento de visitantes no se ha traducido en mayores ingresos para los establecimientos de alimentos y bebidas, que han operado con márgenes cada vez más reducidos. Julio Villarreal Zapata, presidente de la Canirac en Cancún y Quintana Roo, reconoció que el sector atraviesa su peor año posterior a la emergencia sanitaria, marcado por un consumo contenido y clientes más cautelosos.

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El impacto ya se refleja en el cierre definitivo de al menos 15 restaurantes a lo largo del año, una cifra que no fue compensada por nuevas aperturas. Este balance negativo confirma una contracción estructural del sector, donde incluso negocios con trayectoria han sido incapaces de sostener costos operativos frente a una demanda debilitada.

Los niveles de ocupación en los restaurantes durante diciembre refuerzan este diagnóstico. En la primera semana del mes, la afluencia se mantuvo por debajo del 70 por ciento, mientras que en la segunda apenas alcanzó el 80 por ciento, porcentajes considerados insuficientes para un periodo tradicionalmente fuerte. Aunque se espera un mejor desempeño en la última semana del año, el daño acumulado ya está hecho.

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La inflación y la pérdida del poder adquisitivo han sido factores determinantes en este escenario. El encarecimiento de insumos, rentas y servicios ha obligado a los restaurantes a ajustar precios, mientras que los consumidores, tanto locales como turistas nacionales, reducen gastos en experiencias gastronómicas, priorizando consumos esenciales.

Este fenómeno no es exclusivo de Quintana Roo y responde a una tendencia nacional, según el propio sector. La caída en el gasto promedio por comensal ha impactado de manera directa la rentabilidad, generando un entorno en el que cerrar el año en números rojos parece inevitable, incluso con temporadas altas en puerta.

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La situación es especialmente visible en Tulum, donde desde noviembre se percibe una recesión profunda asociada a la disminución de visitantes extranjeros. El descenso en el turismo internacional ha derivado en el cierre de comercios emblemáticos, así como en la reducción de horarios y servicios para intentar contener pérdidas.

Octubre se consolidó como uno de los meses más difíciles en años recientes para comerciantes de todo tipo. Restaurantes de mariscos con amplia clientela bajaron la cortina, taquerías tradicionales cesaron operaciones y hasta negocios icónicos como el Batey modificaron su esquema de servicio, evidenciando que la crisis ya no distingue entre marcas consolidadas y pequeños emprendimientos.

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Autor

  • Carlos Puelma

    Soy Lic. Informático y Lic. en Mercadotecnia con Maestría en Marketing Digital. Me especializo en SEO para medios de comunicación desde 2003. Me encanta viajar y recorrer el mundo cada vez que tengo la oportunidad. He tenido la fortuna de conocer más de 40 países en los 5 continentes, por lo tanto, me reconozco como un verdadero nómada digital.

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