Rusia intensifica bombardeos sobre Kyiv a horas de una cita clave entre Trump y Zelensky

La guerra en Ucrania entró en una nueva fase de tensión luego de que Rusia lanzara un ataque aéreo masivo contra Kyiv, apenas días antes de la reunión prevista entre el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, en Florida. La ofensiva, una de las más prolongadas del año, envió una señal contundente sobre el pulso real del conflicto, justo cuando se intentan reactivar las negociaciones para un eventual acuerdo de paz.

El ataque nocturno dejó al menos una persona muerta y alrededor de 28 heridas, de las cuales 13 requirieron hospitalización, de acuerdo con el alcalde de la capital ucraniana, Vitali Klitschko. Más allá del saldo humano, los bombardeos golpearon de lleno la infraestructura civil, agravando la situación de miles de residentes en plena temporada invernal.

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La magnitud del daño quedó reflejada en la interrupción de servicios básicos. Más de 2,600 edificios residenciales permanecen sin calefacción en Kyiv, junto con 187 jardines de infancia, 138 escuelas y 22 instituciones sociales, mientras las temperaturas se mantienen bajo cero. El ataque se prolongó durante casi 10 horas, convirtiéndose en uno de los episodios más extensos y destructivos de 2025.

Desde el frente político, Zelensky reconoció que la reunión con Trump no garantiza un acuerdo definitivo, aunque insistió en que ambas partes buscarán cerrar “todo lo posible” antes del Año Nuevo. El mandatario ucraniano aseguró que el nuevo plan de paz de 20 puntos, elaborado junto con funcionarios estadounidenses, está prácticamente listo y que el eje de la conversación será la seguridad futura de Ucrania.

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Trump, por su parte, adoptó un tono ambiguo. En declaraciones recientes afirmó que espera que el encuentro “salga bien”, pero dejó claro que cualquier avance dependerá de su aval personal. También adelantó su intención de hablar directamente con el presidente ruso, Vladimir Putin, subrayando su papel central en una negociación que mantiene en vilo a Europa y a la OTAN.

En el terreno militar, Zelensky denunció que Rusia lanzó cerca de 500 drones y 40 misiles en una sola noche, con objetivos centrados en infraestructura energética y zonas residenciales. Para el gobierno ucraniano, esta ofensiva contradice el discurso ruso de disposición al diálogo. “Los misiles y drones hablan más fuerte que cualquier conversación”, escribió el mandatario, en una crítica directa al Kremlin.

La escalada tuvo repercusiones más allá de Ucrania. Polonia desplegó aviones de combate y cerró temporalmente los aeropuertos de Rzeszow y Lublin, ante lo que calificó como actividad militar no planificada vinculada a la seguridad del Estado. El movimiento evidenció la preocupación regional por un posible desbordamiento del conflicto hacia territorio de la OTAN.

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En paralelo, Zelensky intensificó contactos diplomáticos con líderes de la alianza atlántica, Canadá y varios países europeos para alinear posiciones antes de la reunión con Trump. Aunque no se espera la presencia de líderes europeos en el encuentro del domingo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, participará en una llamada de alto nivel para dar seguimiento a las negociaciones.

El trasfondo del diálogo sigue siendo complejo. Rusia exige que Ucrania renuncie a su aspiración de ingresar a la OTAN y que retire completamente sus tropas del Donbás, región anexada ilegalmente en 2022. Zelensky ha mostrado disposición a concesiones condicionadas, incluida la desmilitarización parcial del territorio y la renuncia a la membresía plena en la alianza, pero insiste en que cualquier cambio fronterizo debe ser aprobado por referéndum.

Mientras Kyiv y Washington afinan el marco del acuerdo, Moscú no ha dado una respuesta oficial al plan de 20 puntos. Para Zelensky, si Rusia rechaza la propuesta, será prueba de que la presión internacional sigue siendo insuficiente. El ataque sobre Kyiv, en ese contexto, refuerza la percepción de que la paz aún está lejos y que el campo de batalla sigue marcando el ritmo de la diplomacia.

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