Sábado de Gloria y la tradición de arrojar agua

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Semana Santa, una de las celebraciones religiosas más importantes en el calendario cristiano, incluye rituales cargados de simbolismo. El Sábado de Gloria, que marca el día previo a la Resurrección, ha sido históricamente relacionado con actos de purificación, entre ellos, el uso del agua como símbolo de limpieza espiritual. Esta práctica evolucionó con el tiempo hasta convertirse en una costumbre popular que, hoy en día, enfrenta críticas y restricciones.
En varias regiones del país, la gente solía salir a las calles para mojar a los transeúntes, especialmente a quienes no habían sido “bautizados” simbólicamente durante la Semana Santa. Aunque en su origen tenía un sentido religioso, con los años se volvió una actividad lúdica, común entre adolescentes y jóvenes, que terminaba en juegos colectivos con cubetas, globos y mangueras.
Sin embargo, la escasez de agua y los problemas de seguridad pública llevaron a varios gobiernos municipales a prohibir esta manifestación del Sábado de Gloria. Las autoridades argumentan que el desperdicio de agua en una crisis hídrica como la que enfrenta el país no es justificable, ni siquiera por razones culturales o tradicionales.
Además, la falta de control durante estas actividades ha generado conflictos vecinales, accidentes y hasta agresiones. En algunas ciudades, los cuerpos de seguridad han sido instruidos para sancionar con multas o arrestos administrativos a quienes arrojen agua en la vía pública durante el Sábado de Gloria.
Pese a las restricciones, algunos sectores de la población continúan defendiendo la tradición como parte del patrimonio cultural de la Semana Santa. Alegan que, con una regulación adecuada, podría mantenerse como una actividad comunitaria simbólica sin poner en riesgo a nadie ni comprometer los recursos naturales.