Santiago regresa a su pueblo tras un viaje de seis meses en agradecimiento por un milagro

Santiago recorrió miles de kilómetros desde Quintana Roo hasta Los Cabos para cumplir una promesa a la Virgen, tras el milagroso sanamiento de su madre.
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Santiago, un hombre de profunda fe y devoción, ha cumplido una promesa que lo llevó a recorrer miles de kilómetros, enfrentando desafíos extremos, pero siempre con un objetivo claro: agradecerle a la Virgen por el milagro que sanó a su madre.

Hace dos años, la vida de Santiago y su madre cambió cuando ella sufrió una grave fractura en el pie. Los médicos le dijeron que los tratamientos costosos y largos eran la única opción para su recuperación. En ese momento de desesperación, Santiago, confiando en su fe inquebrantable, prometió a la Virgencita que, si su madre sanaba, caminaría desde Quintana Roo hasta Cabo San Lucas para rendirle homenaje y agradecerle el milagro.

Lo que comenzó como un acto de devoción se convirtió en una peregrinación épica de seis meses. A través de calores intensos, fríos extremos y lluvias torrenciales, Santiago nunca perdió la esperanza. Su fe lo mantenía en marcha, mientras cruzaba pueblos y comunidades que, con generosidad, le ofrecían posada y apoyo en su viaje. “Cada vez que alguien me ayudaba, sentía que mi fe crecía más. No solo la Virgencita me acompañaba, sino también la gente buena de este país”, comentó emocionado.

El milagro que impulsó este viaje ocurrió cuando la salud de su madre comenzó a mejorar de manera inesperada. “Los médicos no lo podían creer”, dijo Santiago, “se recuperó completamente, y su pie quedó tan bien como antes del accidente”. Esto reforzó su promesa, y así comenzó su travesía.

En el camino, su historia se fue difundiendo, y muchas personas lo acompañaron en tramos de su ruta, mostrando la solidaridad y el apoyo de la comunidad. Para Santiago, cada paso no solo era un avance físico, sino una muestra de la fuerza de la fe y de la importancia de mantener las promesas. “No lo hice solo por mí, lo hice por todos los que me ayudaron y por todos los que tienen fe”, expresó.

Finalmente, después de seis meses, Santiago y su Virgencita regresaron a su pueblo natal. La bienvenida fue emocionante: cientos de personas se congregaron en las calles para aplaudirlo, orar y celebrar su triunfo. La comunidad lo recibió como a un héroe, no solo por el esfuerzo físico y espiritual del viaje, sino por el milagro que trajo consigo: la sanación completa de su madre.

Santiago, visiblemente emocionado, compartió un mensaje para todos: “Este viaje es una lección de esperanza, de que los milagros existen y que todo se puede lograr con fe y perseverancia. Mi mamá está aquí porque la Virgencita escuchó nuestras oraciones, y yo cumplí mi promesa.”

El viaje de Santiago es un recordatorio de que la fe mueve montañas y de que, cuando uno tiene un propósito claro y una promesa de corazón, nada es imposible. Para él, este no fue solo un acto religioso, sino una manera de unir a su comunidad y transmitirles un mensaje de esperanza en tiempos de adversidad.

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