¿Una segunda luna orbita la tierra?, esto sabemos

Imagen generada por Gemini
Durante más de 60 años, la Tierra ha tenido un silencioso acompañante en su órbita solar: el asteroide 2025 PN7, clasificado por astrónomos como una cuasiluna. Este cuerpo rocoso, al que algunos reconocen como una segunda luna, ha generado interés en la comunidad científica, que lo observa con atención desde que el telescopio Pan-STARRS detectó su presencia en agosto de 2025.
A diferencia de la verdadera Luna, este pequeño objeto no está atrapado por la gravedad terrestre. Orbitan al Sol, no a la Tierra, aunque su trayectoria se mantiene sincronizada con la de nuestro planeta, como si siguiera el mismo camino por coincidencia. Por ello, muchos lo han llamado de manera informal la “segunda luna”, aunque no lo sea en sentido astronómico.
El asteroide 2025 PN7 fue identificado por investigadores de la Universidad de Hawái gracias al telescopio Pan-STARRS 1. Tiene entre 18 y 36 metros de diámetro, un tamaño comparable al de un edificio pequeño. Su débil brillo impidió detectarlo durante décadas, hasta que observaciones más precisas confirmaron su existencia. Desde entonces, la NASA lo vigila de cerca y ha señalado que permanecerá acompañando al planeta hasta aproximadamente el año 2083.
De acuerdo con los científicos Carlos y Raúl de la Fuente Marcos, de la Universidad Complutense de Madrid, el hallazgo del asteroide se publicó en la revista Research Notes of the American Astronomical Society. Ambos investigadores subrayan que el objeto comparte características con los llamados asteroides Arjunas, conocidos por mantener órbitas muy similares a la de la Tierra y la Luna.
El análisis de sus trayectorias muestra que el 2025 PN7 se ha aproximado a menos de 299 mil kilómetros del planeta, una distancia incluso menor que la media que separa a la Luna de la Tierra, estimada en 384 mil kilómetros. Sin embargo, la diferencia clave es que estos cuerpos orbitan al Sol, no a la Tierra, lo que descarta que puedan considerarse satélites naturales.
El asteroide pertenece al grupo Arjuna, cuyos integrantes se mueven en órbitas cercanas y casi paralelas a la de nuestro planeta. En su punto más próximo, el 2025 PN7 se acerca a unos 4 millones de kilómetros y puede alejarse hasta 17 millones, por lo que los astrónomos descartan cualquier riesgo de impacto o influencia gravitatoria significativa sobre el planeta Tierra.
Desde México y el resto del mundo, observar esta supuesta “segunda luna” resulta imposible a simple vista. Su tamaño y distancia hacen que solo pueda ser captada con instrumentos profesionales bajo condiciones muy específicas. Los especialistas insisten en que no se verá acompañando visualmente a la Luna en el cielo nocturno.
Aun así, este descubrimiento mantiene viva la fascinación por los misterios espaciales. Aunque el planeta sigue teniendo una sola Luna, la existencia de una cuasiluna como el asteroide 2025 PN7 muestra cómo el sistema solar continúa sorprendiendo a la ciencia con sus dinámicas orbitales.
La NASA recordó que estos objetos no son nuevos; antes de los años 90 no se conocía ninguno, pero hoy se han identificado al menos ocho cuasilunas que viajan junto a la Tierra. Cada una sigue su propio patrón y, con el tiempo, puede dejar de acompañar al planeta para continuar su trayecto solitario alrededor del Sol.
Finalmente, los expertos coinciden en que fenómenos como el del 2025 PN7 son clave para comprender la interacción gravitatoria entre los cuerpos menores y los planetas. Lejos de representar una amenaza, esta cuasiluna es una muestra de la riqueza y complejidad que caracteriza al universo y a la eterna danza que la Luna, la Tierra y sus acompañantes mantienen en el espacio.
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