Stranger Things impulsa el turismo en Georgia entre jóvenes viajeros

La nueva temporada de Stranger Things en Netflix volvió a encender un fenómeno que ya no se limita al consumo de series, sino que se traduce en maletas, boletos y rutas de viaje. Entre las generaciones más jóvenes, la ficción dejó de ser un escape pasivo para convertirse en una guía emocional que marca destinos, experiencias y formas de conocer el mundo desde la cultura pop y la nostalgia.
La tendencia del turismo inspirado en libros y series se consolida como una fuerza real en la industria de viajes. Datos de Skyscanner muestran que 74% de los viajeros ya reservaron o considerarían reservar un viaje motivado por una historia literaria o audiovisual, mientras que la demanda de hoteles asociados a espacios culturales, como bibliotecas, creció 70% interanual. El viaje, hoy, comienza mucho antes de abordar un avión.
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La relación entre lectura, pantalla y desplazamiento físico responde a una búsqueda de sentido. Para las nuevas generaciones, viajar no se trata solo de acumular destinos, sino de vivir narrativas con las que ya existe un vínculo emocional. La literatura y las series funcionan como puentes culturales que conectan al espectador con lugares, épocas y comunidades reales.
En ese contexto, Stranger Things se ha convertido en un caso emblemático. Desde su estreno en 2016, la serie trascendió su historia de misterio y ciencia ficción para instalarse como un fenómeno cultural global. Su regreso esta Navidad con nuevos episodios de la quinta y última temporada reforzó el interés de los fans por acercarse físicamente al universo que durante años habitaron desde la pantalla.
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Aunque la trama se desarrolla en el ficticio pueblo de Hawkins, Indiana, la realidad geográfica apunta al sur de Estados Unidos. Georgia, y en particular la ciudad de Jackson, fue el escenario principal de las filmaciones. Calles arboladas, escuelas, cafeterías y edificios antiguos se transformaron en puntos de peregrinación para seguidores que buscan recrear escenas icónicas y sentirse parte de la historia.
La elección de Georgia no es casual. El estado combina diversidad geográfica, paisajes verdes y una estética que remite con naturalidad a los años ochenta. Su capital, Atlanta, es además uno de los grandes polos de producción audiovisual del país, lo que ha facilitado que el entorno urbano y rural se integre con autenticidad a la narrativa de la serie.
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El atractivo va más allá de las locaciones. El universo de Stranger Things se expandió a libros oficiales y novelas centradas en personajes clave, lo que refuerza el vínculo entre lectura y viaje. Para muchos fans, recorrer Georgia después de sumergirse en estas historias añade profundidad al recorrido, convirtiendo el turismo en una experiencia cultural completa.
Este tipo de viajes refleja cómo las generaciones que crecieron con plataformas digitales entienden el mundo. Visitar los escenarios de una serie no es solo turismo, sino una forma de identidad, de pertenencia y de expresión compartida en redes sociales. La ficción se vive, se camina y se fotografía, borrando la frontera entre lo imaginado y lo real.
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