Tensión en Asia: Al menos 33 muertos en enfrentamientos entre Tailandia y Camboya

Una serie de intensos enfrentamientos armados entre Tailandia y Camboya ha dejado al menos 33 muertos y más de un centenar de heridos en ambos lados de la frontera, reavivando una disputa territorial de décadas y generando alarma a nivel internacional.
La violencia estalló el pasado jueves con el uso de aviones de combate, artillería pesada, tanques e infantería. Según cifras oficiales, Camboya confirmó 13 fallecidos —ocho civiles y cinco soldados— y 71 heridos, mientras que el ejército tailandés reportó 20 muertos, incluidos seis soldados.
El conflicto ya ha forzado la evacuación de más de 173,000 personas: alrededor de 138,000 en zonas tailandesas y más de 35,000 del lado camboyano. Testigos en Samraong, ciudad cercana a la frontera, escucharon el estruendo de bombardeos y observaron a familias huir con niños y pertenencias.
Durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, Camboya solicitó un “alto el fuego inmediato e incondicional” y abogó por una resolución pacífica del conflicto. El embajador camboyano ante la ONU, Chhea Keo, expresó su preocupación por una posible guerra de mayores proporciones.
Desde Escocia, el presidente estadounidense Donald Trump anunció haber sostenido conversaciones con los líderes de ambos países. “Tanto Tailandia como Camboya desean un alto al fuego inmediato y la paz”, aseguró a través de su plataforma Truth Social.
Ambos gobiernos se culpan mutuamente por iniciar las hostilidades. Camboya denunció que Tailandia disparó cinco proyectiles de artillería sobre la provincia de Pursat. Por su parte, Tailandia acusó a Camboya de atacar infraestructura civil, incluyendo un hospital y una gasolinera, y afirmó estar dispuesta a dialogar con mediación de Malasia, presidente actual de la ASEAN.
El canciller tailandés, Maris Sangiampongsa, condicionó el diálogo a que Camboya demuestre una “sinceridad genuina” para detener el conflicto. El primer ministro interino tailandés, Phumtham Wechayachai, advirtió que la situación “podría derivar en una guerra”.
La disputa se centra en una zona fronteriza con templos antiguos y terrenos cuya soberanía sigue sin definirse. Entre 2008 y 2011, enfrentamientos similares dejaron 28 muertos. En 2013, un fallo de la Corte Internacional de Justicia benefició a Camboya y calmó las tensiones, hasta que la muerte de un soldado camboyano en mayo pasado reavivó el conflicto.
“Las relaciones solían ser buenas, éramos como hermanos”, relató Sai Boonrod, un tailandés de 56 años que se refugió en un templo tras evacuar su aldea. “Solo quiero que terminen los combates para que podamos volver a ser como antes”.
Mientras la violencia continúa, la comunidad internacional intensifica esfuerzos diplomáticos para frenar una escalada que amenaza con desestabilizar la región del sudeste asiático.
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