“Tendríamos un mundo mejor”
Vivimos actualmente o quizá siempre hemos vivido en una paradoja social.
Gobiernos enteros luchan por la igualdad y surgen grandes discursos con ese respecto, como justificando ser parte de la humanidad.
Sin embargo, en el mundo real vemos que un grupo de 3 millonarios excéntricos toman un viaje turístico en un submarino particular para hacer una visita al famoso Titanic, cuyos restos están a 3,800 metros en el fondo del mar.
Sufre un accidente y se pierde comunicación con la nave a las 3 horas del viaje,
El despliegue de esfuerzos para encontrar a la nave perdida es impresionante. Participa la fuerza aérea de EU, marina de Canadá, aviones militares, submarinos de exploración y organizaciones particulares de rescate durante tres días.
Por otro lado, un barco con un gran número de migrantes de Libia se hunde en el Mar Egeo, al sur de Grecia, con más de cien desaparecidos. Los que acuden al rescate son barcos que navegaban en la cercanía, salvando algunos de los náufragos.
Pero de ninguna manera se vio un despliegue de fuerzas militares italianas o griegas, o de la unión europea o aviones localizadores de sobrevivientes y a los aún desaparecidos.
Este gran contraste en dos tragedias donde van en juego vidas humanas es vergonzoso para la humanidad entera, pero tristemente es la realidad en la que vivimos.
Pregunta: ¿el dinero le da un sobreprecio a una vida humana? ¿La vida de un millonario vale más que la de la madre de dos niños?
Ambas vidas son importantes, pero una es más noticia que otra, una tiene más glamour que la otra, y una satisface más el morbo de los lectores o televidentes.
Así es nuestro mundo, así es la humanidad, así son las grandes diferencias sociales que existen desde la dinastía de los Abidos, 3,100 AC en Egipto.
Ese es nuestro mundo y sólo hay que tratar de convivir con estas diferencias y tratar de disminuirlas.
Si todo mundo nos preocupáramos y trabajáramos en este tema, seguro,
“tendríamos un mundo mejor”.