Un país que sufre
Para el fin
Sufre un país cuando las funciones más importantes de su poder legislativo son: aprobar las iniciativas del ejecutivo sin cambiarles ni una coma, y cantarle las mañanitas al Presidente cada año en su cumpleaños.
Sufre un país en donde la riqueza es un presunto delito; donde el éxito personal es sospechoso; donde la preparación académica es un insulto social; donde el mérito se desprecia.
Sufre un país donde los contribuyentes viven a diario el acoso de delincuencias organizadas; una de ellas, con licencia para encarcelar.
Un país donde los líderes fabrican patíbulos, hogueras y paredones para el sacrificio público de empresarios y comunicadores críticos.
Un país donde hay compra – venta tolerada de jovencitas menores de edad.
Sufre un país cuando se presumen las remesas; que es el dinero que envían los mexicanos que tuvieron que huir a otra nación por falta de oportunidades.
Un país que presume como indicador de prosperidad el incremento de los apoyos a los pobres.
Un país donde la austeridad habita en Palacios.
Sufre un país donde el miedo no anda en burro y la vida no vale nada.
Un país donde se puede conducir y estacionar una camioneta con 10 ejecutados en el lugar más vigilado de la capital de un Estado.
Un país donde se niegan las masacres.
Un país donde ya no hay fosas para tantos muertos.
Un país que descansa en paz porque está en punto muerto.
Sufre un país donde el gobierno cree que la sociedad está a su servicio y no al revés.
Un país que gasta miles de millones en una consulta y deja morir niños con cáncer.
Un país que avanza en reversa con la esperanza en neutral.
¿A usted no le ha tocado sufrir?
Lo dejamos para el fin.