En Filipinas crucifican de verdad a participantes de Viacrucis (VIDEO)

Cada año los filipinos se someten a diversos "castigos" por sus pecados, unos más impactantes que otros, tal como la crucifixión de Cristo
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Filipinas

Como parte del legado católico a lo largo del mundo, cada año se lleva a cabo el Viacrucis de Filipinas, evento que en todas sus ediciones roba la atención y miradas de miles de espectadores al recrear de forma realista el recorrido que Jesucristo hizo en sus últimos momentos de vida. 

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Y es que aunque la mayoría de ciudadanos acude a la iglesia y más tarde se queda en casa para pasar el día festivo junto a sus familias, otros cuantos se congregan en los pueblos aledaños a la ciudad de San Fernando, ubicada al norte de Manila.

Ahí, los participantes y feligreses se castigan a sí mismos para expiar sus pecados o para pedir milagros a Dios. Tal es el caso de Joel Yutoc, un padre de familia de 31 años que se flagela desde hace ocho años.

Lo anterior debido a que tiene un hijo que padece de epilepsia, al cual, según cuenta Joel, desde que participa en el evento “no han vuelto a darle ataques”. 

Además de él, decenas de personas con los torsos desnudos y portando sudarios negros y coronas hechas de hojas recorren descalzos las calles llenas de polvo y golpeando con varas de bambú sus espaldas cubiertas por sangre. 

Viacrucis de Filipinas crucifica de verdad a participantes

Viacrucis de Filipinas crucifica de verdad a participantes

 

Así crucifican a los participantes del Viacrucis de Filipinas

Sin embargo, el acto protagonista de cada una de las ediciones es la crucifixión del hombre que representa a Jesús, al cual, le hunden clavos de ocho centímetros de longitud en las manos.

De hecho, hay un hombre llamado Wilfredo Salvador que participa en dichos actos desde hace 16 años, en los cuales, permite con fortaleza las heridas intensas:

“Seguiré haciendo esto mientras esté vivo, por tanto tiempo como mi cuerpo pueda hacerlo. Este es mi voto. Esto no es nada. A veces se cura después de un día y puedo lavar platos y bañarme (…)”, expresó.

Minutos después, a los sujetos les retiran los clavos y los bajan de las cruces para continuar con su vida normal.

Cabe destacar que los actos extremos que se ejecutan en el Viacrucis de Filipinas no cuentan con la aprobación de la Iglesia ni de las autoridades sanitarias de dicho país.

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