Por poco sepulta una “ola de rocas” a pueblo de Suiza; tuvieron “suerte”
La pequeña localidad suiza de Brienz por poco queda sepultada en millones de metros cúbicos de roca, luego de que se desprendieran durante varios metros hacia abajo, pero, justo antes de llegar hacia las viviendas, “la ola de rocas” se detuvo.
Con apenas 70 habitaciones y ubicada al centro de Suiza, Brienz fue desalojada en la segunda quincena de mayo del 2023 a raíz de qué geólogos advirtieron sobre un inminente desgajamiento masivo de rocas, y hoy, esto ocurrió.
Esta primavera el desprendimiento de rocas comenzó a incrementarse, pese a que desde hace décadas, la pared de rocas apodada “La Isla” es inestable. Fue a mediados de junio del 2023, cuando la sorpresiva avalancha por poco sepulta a los habitantes.
Sin embargo, el 9 de mayo se realizó una reunión extraordinaria de emergencia en la que el pueblo fue notificado por las autoridades suizas que era urgente que abandonara el lugar en máximo 48 horas, informó la BCC.
Durante las semanas posteriores, se evidenció un creciente descontento entre algunos residentes de la zona debido a la ausencia del pronosticado desprendimiento masivo de rocas que los expertos habían anunciado previamente.
Estos vecinos, cada vez más frustrados, comenzaron a cuestionar por qué no se les permitía regresar a sus hogares cuando las rocas aparentemente descendían de forma gradual y no presentaban ningún peligro inmediato. Surgieron interrogantes sobre la necesidad de prolongar la evacuación cuando la situación parecía estar bajo control.
La suerte ayudó a que la “gran avalancha de roca” no los sepultara
Las autoridades del cantón oriental de los Grisones enfatizaron la suerte de los residentes al haber evacuado a tiempo, ya que ese mismo día se produjo el desprendimiento de dos tercios de la masa rocosa, superando los dos millones de metros cúbicos en total.
A pesar de que los helicópteros que inspeccionaron la zona no reportaron daños evidentes en las viviendas, las perspectivas de retorno a los hogares siguen siendo escasas. Aún queda un millón de metros cúbicos de rocas sueltas en la montaña.
Incluso si las casas no se ven directamente afectadas por la caída de rocas, persiste un riesgo latente para cualquier persona que se encuentre en la zona. La seguridad de los residentes sigue siendo una prioridad y es fundamental mantener la precaución debido a la presencia de esta gran cantidad de rocas sueltas.