Avatar 3 enciende la taquilla global, pero pone a prueba el futuro del cine-evento
El regreso a Pandora volvió a demostrar que pocas franquicias conservan la capacidad de movilizar audiencias a escala global como Avatar, aunque el resultado inicial también dejó señales de alerta para la industria. Avatar: Fire and Ash recaudó 88 millones de dólares en su primer fin de semana en Estados Unidos, una cifra sólida que confirma el atractivo del universo creado por James Cameron, pero que quedó por debajo de las expectativas más optimistas del mercado.
El desempeño doméstico contrastó con los antecedentes de la saga, que había establecido aperturas más robustas en entregas previas. La primera Avatar debutó en 2009 con 115 millones de dólares ajustados por inflación, mientras que The Way of Water alcanzó 134 millones en 2022, lo que refuerza la lectura de que el entusiasmo inicial, aunque fuerte, ya no es automático ni garantizado.
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El verdadero músculo de la película se manifestó fuera de Estados Unidos, donde sumó aproximadamente 257 millones de dólares, llevando su estreno global a 345 millones. Ese comportamiento confirma que Avatar sigue siendo un fenómeno internacional, particularmente en mercados donde el 3D, IMAX y los formatos premium elevan la experiencia y justifican el precio del boleto.
La relevancia de este arranque va más allá de la taquilla inmediata, pues el presupuesto cercano a los 400 millones de dólares convierte a Fire and Ash en una apuesta de alto riesgo. El propio Cameron ha reconocido que el desempeño de esta entrega será determinante para la viabilidad de una cuarta película, en un contexto donde los grandes espectáculos visuales compiten con opciones más baratas y rentables para los estudios.
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El estreno también se inserta en una industria que aún no logra recuperar el terreno perdido tras la pandemia. Aunque diciembre fue fuerte, la taquilla nacional acumula una caída de 22.5% frente a 2019 y apenas un crecimiento marginal anual, con ingresos totales de 8,370 millones de dólares, lejos de los picos históricos que sostenían producciones de gran escala.
Aun así, títulos como Avatar confirman que el cine puede seguir funcionando como un evento colectivo capaz de atraer a públicos que han migrado al streaming. La apuesta por pantallas premium, sonido envolvente y experiencias inmersivas se mantiene como una de las pocas ventajas claras de la exhibición tradicional frente al consumo doméstico.
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El buen momento del fin de semana también se explicó por una cartelera diversa que encontró públicos complementarios. David, de Angel Studios, recaudó 22 millones de dólares y se colocó en segundo lugar, mientras The Housemaid y The SpongeBob Movie: Search for SquarePants consolidaron un top cinco competitivo que habría brillado aún más en un mes menos saturado.
La industria observa con atención el comportamiento de los asistentes frecuentes, que han aumentado de forma significativa en el último año, impulsados por inversiones superiores a 1,500 millones de dólares en modernización de complejos. La renovación de salas y la seducción de audiencias jóvenes, en especial la Generación Z, se perfilan como factores clave para sostener estrenos de alto impacto como Avatar: Fire and Ash durante las próximas semanas.
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