El campo en manos del narco: cinco cárteles controlan la producción del limón y el aguacate en Michoacán

Esta invasión no se limita a una cuota informal, los grupos exigen pagos, controlan rutas de salida, imponen precios y actúan con violencia si no se someten los productores.
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En la región de la Tierra Caliente michoacana, el negocio del limón y el aguacate ha sido capturado por el crimen organizado, cinco cárteles y por lo menos 32 células delictivas dominan la producción, el transporte y la comercialización de estos cultivos.

Esta invasión no se limita a una cuota informal, los grupos exigen pagos, controlan rutas de salida, imponen precios y actúan con violencia si no se someten los productores. Los cárteles han visto en estos cultivos una fuente más estable y menos volátil que el tráfico de drogas.

La dimensión económica de la agricultura en Michoacán ha convertido al aguacate y al limón en objetivos estratégicos, pues la producción de aguacate en el estado representa alrededor del 75 % del total nacional.

Entre las tácticas más documentadas se encuentra la extorsión al productor, al empacador y al transportista: “Nos cobran por sacar el limón, por venderlo y hasta por cargarlo al camión”, son parte de las denuncias que han presentado agricultores.  La cadena de valor agrícola queda intervenida por la violencia y la imposición, y los costos se trasladan hacia los productores más débiles y hacia el consumidor final.

El contexto de impunidad y presión institucional agrava la situación, aunque las autoridades federales han desplegado operativos en la zona, el control territorial de los cárteles, como el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), La Familia Michoacana, Los Viagras y Cárteles Unidos, sigue firme.

El impacto social trasciende lo económico, los productores agrícolas que no acceden al control están en riesgo, y las comunidades viven bajo una presión constante.

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