¿Por qué se consume capirotada en Cuaresma?

Según diversas fuentes históricas, la capirotada ya era consumida por los romanos en el siglo IV, llegando a México durante la conquista
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Por qué la capirotada es el platillo más consumido en Cuaresma

La capirotada es un postre emblemático de la Cuaresma en México, cuyo origen se remonta a Europa, donde originalmente se preparaba en versiones saladas. Con el tiempo, la receta se transformó y adoptó ingredientes dulces que hoy la caracterizan como un manjar tradicional en diversas regiones del país.

El consumo de la capirotada está estrechamente ligado a la Semana Santa, pues sus ingredientes simbolizan elementos religiosos. De acuerdo con la tradición, muchas familias la preparan tras el ayuno del Viernes Santo, manteniendo viva una costumbre transmitida por generaciones.

Actualmente, existen dos principales versiones de la capirotada: la salada, que en algunas regiones se elabora con carne y embutidos, y la dulce, que se ha convertido en la más popular. Esta última combina sabores dulces, ácidos y salados gracias a ingredientes como miel de piloncillo, queso desmoronado, acitrón y frutos secos.

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El postre se prepara con pan frito o tostado, el cual se baña en una miel especiada con canela y clavo de olor. A esto se le agregan frutos secos y nueces, dando como resultado una mezcla de sabores y texturas que han conquistado a los amantes de la gastronomía tradicional.

Según diversas fuentes históricas, la capirotada ya era consumida por los romanos en el siglo IV, aunque con ingredientes distintos a los actuales. Con la llegada de los españoles a América, la receta se modificó, adaptándose a los productos disponibles en México y dando lugar a su versión moderna.

El nombre de este postre podría derivarse del “capirote”, el gorro que usaban los monjes en las procesiones de Semana Santa en España. Este detalle refuerza la relación entre la capirotada y las festividades religiosas.

A pesar de sus distintas versiones, la capirotada sigue evolucionando según los gustos de cada región y familia. Lo importante es conservar la tradición y disfrutar de un postre que, más allá de su sabor, representa un vínculo con la historia y la cultura mexicana.

Autor

  • Adolfo Torres

    Estudiante de la Maestría de Investigación en Ciencias de la Comunicación, ejerzo el periodismo desde hace más de 20 años en diferentes medios de comunicación nacionales, cubriendo principalmente fuentes de los estados de Jalisco, Nayarit y Michoacán; actualmente soy reportero web de Tribuna de México.

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