Huracán Melissa arrasa Jamaica con vientos de 290 km/h: el Atlántico enfrenta a su monstruo más poderoso en años

El huracán Melissa, de categoría 5, comenzó a golpear con furia las costas del sur de Jamaica en las primeras horas de este martes, desatando una combinación devastadora de vientos de hasta 297 km/h, lluvias torrenciales y marejadas ciclónicas. La isla, que nunca había enfrentado una tormenta de esta magnitud, se encuentra bajo estado de emergencia mientras el ojo del ciclón, perfectamente definido, avanza lentamente hacia tierra firme. De acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés), Melissa registró una presión central de 892 milibares, una cifra que la coloca entre los tres huracanes más intensos jamás documentados en el Atlántico.
El fenómeno ha sido descrito por agencias de Naciones Unidas como la “tormenta del siglo”, no solo por su fuerza descomunal, sino por la velocidad con la que se intensificó. En menos de 24 horas, Melissa pasó de ser un huracán de categoría 2 a un monstruo de categoría 5, un proceso que los meteorólogos asocian con el calentamiento acelerado de los océanos tropicales. La temperatura superficial del mar en el Caribe occidental alcanzó niveles récord este año, proporcionando el combustible necesario para la intensificación explosiva del sistema.
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En Kingston y otras ciudades costeras, los vientos huracanados ya han destrozado tejados, derribado postes eléctricos y convertido objetos cotidianos en proyectiles letales. Autoridades locales confirmaron tres muertes en Jamaica, además de otras cuatro registradas en Haití y República Dominicana. Robert H. P. Hill, director ejecutivo de la Corporación Municipal de Kingston y St. Andrew, afirmó que “las inundaciones serán el mayor peligro inmediato”, advirtiendo que varias zonas bajas ya están bajo agua pese a los esfuerzos preventivos. “Ningún sistema de drenaje puede contener tanta lluvia cayendo sobre montañas que actúan como toboganes”, explicó.
Imágenes satelitales publicadas por la NASA muestran el impresionante “efecto estadio” en el ojo del huracán, una estructura circular perfecta rodeada por nubes en espiral que se elevan como muros. Este tipo de formación se observa solo en los huracanes más potentes, reflejo de una dinámica interna extremadamente organizada. El Centro Nacional de Huracanes confirmó que Melissa conserva su estatus de categoría 5 y se desplaza al nor-noreste a unos 11 km/h, con pronóstico de impactar también en Cuba durante las próximas 24 horas.
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Brian Trascher, vicepresidente de la organización humanitaria United Cajun Navy, advirtió que “las condiciones se están deteriorando rápidamente” y que la magnitud del evento complica las labores de evacuación. “Es como intentar mover a miles de personas mientras el huracán juega con la isla como si fuera un balón”, declaró en entrevista con CNN. Aseguró que los refugios certificados ya operan al máximo de su capacidad y exhortó a la población a permanecer en estructuras de hormigón, lejos de colinas y cauces naturales.
El periodista independiente Jonathan Petramala, quien reporta desde Jamaica, advirtió sobre el riesgo de deslaves en las zonas montañosas, donde las lluvias intensas “bajarán como una cascada hacia los pueblos costeros”. Las autoridades temen que comunidades enteras queden aisladas durante horas o incluso días. En tanto, los equipos de rescate continúan despejando desagües y vías principales, aunque el avance del huracán hace prácticamente imposible mantener una operación estable.
El Centro Nacional de Huracanes recordó que la caída de presión en Melissa —de 892 mb— la coloca apenas por encima de los registros históricos de Wilma (882 mb, 2005) y Gilbert (888 mb, 1988), ambas tormentas recordadas por su devastación en el Caribe y el Golfo de México. Con vientos sostenidos de 297 km/h, Melissa se convierte además en la segunda más potente en la historia del Atlántico en términos de velocidad del viento, solo detrás de Allen (1980). La magnitud del sistema confirma una tendencia creciente de huracanes extremadamente intensos, impulsados por un océano cada vez más cálido y un clima global más volátil.
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