Odile: la noche de las playeras blancas
Hace nueve años, la noche del 14 de septiembre, se convirtió en una fecha que marcó la vida de quienes en aquel entonces habitaban el municipio de Los Cabos con la llegada del huracán Odile a tierras sudcalifornianas. Para el comandante del Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas, Juan Antonio Carbajal Figueroa, el paso del fenómeno meteorológico nos dejó malas experiencias, pero también grandes enseñanzas.
“Odile, la noche de las playeras blancas”, es un libro escrito por el comandante del Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas, en el cual relató las experiencias antes, durante y después del paso del fenómeno meteorológico en las costas del municipio de Los Cabos, desde una perspectiva personal y como responsable de una institución que brinda atención en situaciones de emergencia. Considera que esta fecha no debe ser olvidada, sino que debe quedar como un antecedente en nuestra memoria de lo catastrófico que puede llegar a ser un huracán.
Carbajal Figueroa compartió momentos de tensión que se vivieron durante el toque a tierra de Odile. Existe un protocolo internacional que establece que, ante la llegada de un fenómeno meteorológico, “nadie sale”, incluyendo a autoridades y equipos de emergencia. Sin embargo, hubo tantas llamadas de emergencia que motivaron a los bomberos a salir a auxiliar a quienes más lo necesitaban.
“La gente pedía a gritos una ambulancia, pedía a gritos un camión de bomberos, reportaba que su casa se estaba inundando, que las ventanas y puertas habían cedido, que estaban replegados en el cuarto del baño, personas que se habían quedado en los arroyos, personas de la tercera edad que informaban que su casa se estaba colapsando, y pedían el apoyo del cuerpo de bomberos, por lo que en ese momento no nos quedó de otra que romper este protocolo de seguridad y tuvimos que sacar dos brigadas de bomberos a diferentes puntos de la cuidad con el huracán encima para intentar por lo menos unos cuantos servicios de tantos que se habían reportado”, expresó el licenciado Juan Antonio Carbajal Figueroa, comandante del Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas.
El huracán “Odile” marcó un antes y un después en el municipio de Los Cabos. Este fenómeno causó daños materiales significativos, incluyendo la caída de torres de electricidad, la destrucción de colonias enteras y el deterioro de vialidades, así como daños en la infraestructura turística.
El comandante Carbajal Figueroa también hizo hincapié en otra problemática: el “desorden social”. Considera que este fue el principal daño que el fenómeno meteorológico trajo consigo.
“Creo que el que más causó daños fue el comportamiento social, ¿por qué?, porque la gente en este caso no fue solidaria en un principio. El huracán Odile sacó lo peor de muchas personas. Muchas personas, después de pasar el huracán, a primeras horas de la mañana, salieron a las calles con esa curiosidad de ver qué había pasado, pero se sumó esa ambición de querer apropiarse de lo que no era propio”, mencionó.
Esto condujo a actos de rapiña que afectaron a la sociedad, perjudicando tanto a pequeños como a grandes comercios. Inicialmente, la mayoría de los pequeños negocios donaron productos perecederos, pero lamentablemente esto abrió la puerta para la apropiación de artículos que no eran de primera necesidad. El comandante de los bomberos de San Lucas enfatizó que estos actos de rapiña no deberían haber ocurrido.
“No tenía por qué darse porque la carretera hacia La Paz no sufrió daños, la capital del estado no resultó tan impactada como fue Los Cabos, por lo que había provisiones, alimentos, la manera de viajar allá, si la gente hubiera guardado ese comportamiento, pero no. En muchas personas apareció la parte negra que tenía y comenzaron a rapiñar. Lo peor de esto es que luego aparecieron grupos que se organizaron para romper los comercios, y nos tocó verlos aquí en el centro, había camionetas con personas organizadas que venían armadas con marros, seguetas, con corta pernos y eran los encargados de violentar las cerraduras de los comercios y después asustar a las personas para que entraran a saquearlos”.
Además, la falta de medios de comunicación que proporcionaran información oficial causó desinformación entre la ciudadanía, lo que a su vez generó pánico y la propagación de rumores.
Hubo dos rumores. El primero, en Cabo San Lucas, hablaba de un supuesto grupo llamado “los cholos”, personas “organizadas” que cometían diversos robos contra la comunidad. Mientras que, en San José del Cabo, la otra especulación afirmaba que las paredes del Centro de Reinserción Social (CERESO) habían colapsado y que los reclusos estaban llevando a cabo una serie de conductas delictivas. Estos rumores llevaron a que las personas se sintieran atrapadas por el pánico colectivo.
En contraste, el comandante del Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas mencionó que, a raíz de estos rumores, nació una respuesta solidaria por parte de las comunidades locales, ya que las colonias y fraccionamientos del municipio se organizaron para construir barricadas y brindar seguridad a sus vecindarios. Esta acción se replicó en todas las colonias del municipio como una medida de autodefensa comunitaria.
“Fue significativo saber que los vecinos se organizaron para darle seguridad a su colonia, para dar alimentos a los miembros de su colonia, y eso es lo rescatable. Nos dejó como enseñanza que la gente es solidaria y tiene la capacidad de organizarse, eso es lo que Odile reflejó”.
El licenciado Carbajal Figueroa, como se relató en su libro en el capítulo titulado “La Noche de las Playeras Blancas,” describió cómo las colonias se organizaron de la siguiente manera: como medida de seguridad, decidieron usar playeras blancas con la inicial de su colonia. Si no tenías una de estas playeras, no podías ingresar a la zona controlada por la comunidad.
“Quien causa el desastre es el comportamiento social, quien genera las vulnerabilidades es la sociedad, entonces hemos hecho una sociedad vulnerable a los huracanes, desde el momento que decidimos que construir nuestra casa es correcto al lado del arroyo, sobre la arena, o utilizar materiales que no soporten las rachas de viento, inclusive también las infraestructuras más técnicas como los hoteles, cuyas coberturas quedaron destrozadas ante la fuerza del huracán Odile, demostró que no son las correctas y no se tomó en consideración las rachas de viento”.
A pesar de los graves daños ocurridos, Carbajal señaló que parece que la ciudadanía no aprendió de la experiencia. Explicó que una vez superada la emergencia y con la reconstrucción del municipio, en lugar de mejorar las prácticas de construcción y utilizar materiales más resistentes, se volvió a edificar con materiales endebles, lo que significa que la vulnerabilidad persistió.
Teniendo en cuenta las experiencias y lecciones que dejó el paso del huracán Odile en Los Cabos, Juan Antonio Carbajal Figueroa, comandante del Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas, hizo un llamado a la concienciación de la ciudadanía, especialmente de aquellos que viven en zonas de riesgo. Instó a tomar medidas preventivas, evacuar cuando sea necesario y, sobre todo, seguir las indicaciones de las autoridades de Protección Civil.