Reclusos de la CDMX elaboran pan de muerto para venta al público

Tras los muros del Reclusorio Preventivo Varonil Sur y de la Penitenciaría de la Ciudad de México, un grupo de 40 personas privadas de la libertad promueve una de las tradiciones mexicanas más relevantes del país, la elaboración del tradicional pan de muerto.
Detrás de las rejas, la mantequilla, huevo, leche, naranja y azúcar, adquieren un nuevo significado como herramienta de formación y reintegración social. Se trata del programa “Hazme Valer”, impulsado por la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (SSC), que se presenta como una apuesta por el empleo postliberación.
El proyecto, que debe vislumbrarse como un emprendimiento, contempla la elaboración del pan, pero además el diseño del empaque desde el propio reclusorio y ponerle un precio para salir al mercado.
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En cuanto al producto, se mantiene la esencia del pan de muerto que millones consumen cada temporada, azúcar espolvoreada, notas cítricas de naranja, y el clásico molde con formas representativas. Tiene un costo de 39 pesos por unidad empaquetada, y sólo se puede adquirir en dos puntos de venta habilitados: la tienda institucional de la SSC en Calzada San Antonio Abad 130, colonia Tránsito; y en la sede de la SSC ubicada en Liverpool 136, colonia Juárez, ambas en la alcaldía Cuauhtémoc.
La lógica detrás de la iniciativa radica en que, al adquirir competencias laborales dentro del sistema penitenciario, las personas privadas de la libertad pueden aspirar a una inserción más efectiva al obtener la libertad. Los ingresos generados con la venta del pan de muerto se destinan íntegramente a quienes lo elaboran, así como a sus familias, lo que subraya un enfoque de economía interna que repercute fuera del reclusorio.
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