Republicanos de Indiana desafían a Trump y bloquean intento de redistribución de distritos electorales

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El Senado de Indiana, controlado por legisladores republicanos, votó en contra de un plan de redistribución de distritos congresionales respaldado por el presidente Donald Trump, en un resultado que marca una rara ruptura dentro del Partido Republicano y un significativo revés para la estrategia electoral del mandatario.
La propuesta de redibujar los distritos —impulsada por Trump con el objetivo de eliminar dos distritos demócratas y consolidar una mayoría absoluta para los republicanos en los nueve escaños de Indiana— fue derrotada por 31 votos contra 19. En un giro poco común, 21 senadores republicanos unieron fuerzas con los 10 demócratas para rechazar el plan, subrayando tensiones internas sobre la influencia del presidente en asuntos estatales.
Trump había presionado extensamente a los legisladores del estado, incluyendo mensajes públicos amenazando con respaldar a candidatos que se opusieran a sus deseos y con advertencias de perder ante los demócratas si no se apoyaba la redistribución. A pesar de ese impulso directo desde la Casa Blanca, muchos senadores optaron por mantener los mapas actuales, basados en el censo de 2020 y tradicionalmente actualizados cada década.
El plan fallido habría reconfigurado Indianapolis dividiéndolo en múltiples distritos junto con áreas rurales, haciendo desaparecer virtualmente los bastiones demócratas representados por André Carson y Frank Mrvan. Afuera del Senado, activistas contrarios a la redistribución corearon consignas como “¡Mapas justos!” y “¡Voten no!” durante las deliberaciones.
Senadores republicanos que se opusieron al proyecto señalaron que sus electores rechazaban la fragmentación de sus comunidades y mostraron reticencia a ceder a la presión federal, incluso expresando su “respeto” por Trump mientras criticaban lo que algunos consideraron una presión excesiva.
La derrota en Indiana llega cuando el Partido Republicano enfrenta un escenario político complicado de cara a las elecciones intermedias de 2026 y refleja un potencial declive en la influencia de Trump sobre legisladores estatales, incluso en territorios tradicionalmente conservadores.