Cierra santuario en Nueva Zelanda y anuncia el sacrificio de siete leones

El Santuario de Vida Silvestre Kamo, ubicado en Whangarei, Nueva Zelanda, informó que sacrificará a siete leones de edad avanzada debido a la crisis financiera que enfrenta y a la imposibilidad de mantenerlos con los cuidados adecuados. La decisión se tomó tras confirmar el cierre definitivo del parque y ante la falta de alternativas reales para reubicar a los animales en otros recintos del país.
Los leones tienen entre 18 y 21 años, una edad superior al promedio de vida de esta especie en estado salvaje. Según el parque, su avanzada edad y condiciones de salud complican cualquier proceso de traslado, y ninguna institución neozelandesa ha ofrecido albergarlos. El santuario argumentó que prolongar su vida sin los cuidados veterinarios y alimenticios necesarios representaría un acto de crueldad.
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Janette Vallance, operadora del santuario, declaró que tanto ella como el personal están devastados, pero que “no quedaba ninguna opción real”. Remarcó que la prioridad ha sido siempre el bienestar de los animales, aunque esto haya derivado en una decisión dolorosa para todo el equipo. Asimismo, afirmó que los recuerdos y el legado de estos felinos quedarán en la memoria de los visitantes y trabajadores.
El santuario Kamo ganó notoriedad a principios de los años 2000 por el programa televisivo de Craig Busch, apodado “Lion Man”, quien aparecía cuidando y entrenando felinos grandes. Sin embargo, con el paso de los años, el recinto arrastró polémicas y dificultades económicas que minaron su operación. Busch incluso fue acusado posteriormente de maltrato animal, lo que afectó la reputación del centro.
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El cierre del santuario no es un hecho aislado: en distintas partes del mundo, parques de vida silvestre que dependen de donaciones o visitas turísticas han sufrido los efectos económicos de la pandemia y la baja afluencia internacional. La manutención de grandes felinos implica gastos elevados en alimentación, medicina veterinaria y personal capacitado, lo que pone en riesgo su sostenibilidad financiera.
El parque también ha sido escenario de tragedias. En 2009, un cuidador murió tras ser atacado por un tigre blanco, lo que generó investigaciones sobre prácticas de seguridad interna. A partir de ese evento, se endurecieron protocolos, aunque las críticas sobre el manejo de animales nunca desaparecieron por completo.
La decisión de sacrificar a los siete leones ha generado reacciones encontradas entre defensores de los derechos animales. Algunos señalan que debieron buscar cooperación internacional para reubicarlos en santuarios en otros países, mientras otros reconocen que el traslado de animales de esa edad puede generar sufrimiento innecesario.
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