Retraso en reparación de carreteras dañadas por el Tren Maya genera molestia

La reconstrucción de estas vías se ha convertido en un símbolo del costo social y ambiental que arrastra la megaobra ferroviaria
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El compromiso de reconstruir las carreteras afectadas por las obras del Tren Maya sigue sin fecha definida. La secretaria de Gobierno de Quintana Roo, Cristina Torres, reconoció que los trabajos dependen enteramente de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), que mantiene en licitación dos tramos clave. Esta demora mantiene en espera la rehabilitación de la carretera que conecta Chetumal con Cancún, una de las vías más transitadas del estado.

La falta de un calendario oficial ha generado preocupación entre ciudadanos y sectores productivos, quienes enfrentan diariamente baches, hundimientos y tramos sin señalización. Torres pidió paciencia a la población, al asegurar que las gestiones con el gobierno federal continúan, pero admitió que no existe certeza sobre cuándo se aplicarán los recursos destinados ni cuánto tiempo tomarán las obras una vez iniciadas.

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El gobierno estatal insiste en que la reparación es urgente, no solo por el deterioro del asfalto, sino por la seguridad de quienes transitan la zona. Cristina Torres adelantó que existe la posibilidad de que las obras comiencen antes de que termine el año; sin embargo, subrayó que esto dependerá completamente del avance de los procesos federales. Mientras tanto, pidió que se dé mantenimiento preventivo a los tramos que ya habían sido atendidos y que hoy vuelven a presentar desgaste.

La iniciativa privada también ha alzado la voz. Cámaras empresariales del sur de Quintana Roo exigen celeridad en la rehabilitación, asegurando que el mal estado de la carretera afecta el transporte de mercancías, el turismo y la movilidad de trabajadores. A esta situación se suma la falta de señalización en zonas críticas, lo que incrementa el riesgo de accidentes y afecta la competitividad regional.

El retraso se da en medio de un entorno polémico para el Tren Maya. El Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza determinó recientemente que el proyecto ha provocado daños graves y permanentes en ecosistemas del sureste del país, al grado de catalogarlo como ecocidio y etnocidio. Si bien esta resolución no es legalmente vinculante, sí ha intensificado el escrutinio internacional sobre la obra insignia del gobierno federal.

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La construcción del Tren Maya, que busca conectar zonas turísticas y comunidades rurales del sureste, ha impactado carreteras, selvas y cenotes. Aunque el gobierno federal prometió reparar y modernizar las vialidades afectadas, los procesos administrativos y de licitación han frenado el cumplimiento de esas promesas. En estados como Quintana Roo, el desgaste del pavimento es evidente, especialmente en los corredores logísticos y turísticos.

La presión social crece ante la falta de respuestas claras. Mientras las autoridades piden paciencia, usuarios de la carretera Chetumal-Cancún reportan daños que ponen en riesgo su seguridad y afectan la movilidad regional. La reconstrucción de estas vías se ha convertido en un símbolo del costo social y ambiental que arrastra la megaobra ferroviaria.

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