General Trevilla detalla que Carlos Manzo contaba con seguridad periférica de la Guardia Nacional

Foto: Cuartoscuro
El general Ricardo Trevilla Trejo aseguró que, al alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, se le brindó “seguridad periférica” a través de la Guardia Nacional, mientras que su protección inmediata quedaba a cargo de la policía municipal de confianza.
El homicidio del edil expone ahora la vulnerabilidad de la estrategia de seguridad estatal y federal en una región donde la violencia organizada sigue al acecho.
El asesinato de Carlos Manzo evidencia fallas en el esquema de protección a funcionarios municipales
El pasado sábado 1 de noviembre por la noche, durante la tradicional celebración del Festival de las Velas en Uruapan, Michoacán, el alcalde Carlos Manzo fue atacado a tiros que terminaron con su vida.
El señor Trevilla Trejo, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), explicó que desde diciembre de 2024 se asignaron seis elementos de la Guardia Nacional y un vehículo para resguardar la zona del edil, y para mayo se reforzó el dispositivo a un total de 14 efectivos y dos vehículos.
Esto plantea preguntas sobre la eficacia real del dispositivo de seguridad. Aunque 14 elementos de la Guardia estaban asignados, el general Trevilla los describió como apoyo periférico, lo que sugiere que no contaban con responsabilidad para la custodia directa del edil.
El resultado: un funcionario público blanco de la violencia del crimen organizado, pese a haber solicitado y recibido protección.
Ciudadanos exigen justicia y mayor presencia federal tras el homicidio del edil
El caso de Manzo pone en evidencia que incluso cuando se despliega personal federal, la responsabilidad de la seguridad inmediata queda descentralizada.
Esto genera zonas grises en cuanto a quién responde ante una agresión.
El esquema de “seguridad periférica” puede resultar insuficiente si no se articula con esquemas de custodia directa y análisis de riesgo más profundos.
El propio general Trevilla reconoció que la vulnerabilidad del evento facilitó el ataque.
El homicidio del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, en vísperas de que el dispositivo de protección federal y local demostrara su efectividad, evidencia la brecha entre la estrategia declarada de seguridad y la realidad operativa en zonas complejas como Michoacán.
La afirmación del general Ricardo Trevilla de que la Guardia Nacional brindaba seguridad periférica pone en foco una evaluación urgente:
¿Basta ese tipo de protección cuando un funcionario enfrenta amenazas reales del crimen organizado? El gobierno lo debe explicar, y los ciudadanos lo exigen.
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