Trump abre frente contra Europa y amenaza con aranceles si no frena su ley digital

La tensión comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea escaló esta semana a un terreno inédito: el de la regulación digital. La administración de Donald Trump lanzó una advertencia directa a Bruselas para que detenga la aplicación de su normativa tecnológica o enfrente represalias económicas contra empresas europeas que operan en territorio estadounidense.
La presión fue encabezada por Jamieson Greer, representante comercial de Estados Unidos, quien acusó a la Unión Europea y a varios de sus Estados miembros de imponer impuestos, multas y directivas que considera discriminatorias contra proveedores de servicios estadounidenses. El mensaje, difundido desde la red social X, elevó el tono diplomático y dejó claro que Washington está dispuesto a usar aranceles y restricciones como arma de negociación.
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El trasfondo del conflicto es la legislación europea aprobada en los últimos años para regular a las grandes plataformas digitales, en su mayoría estadounidenses. Estas normas buscan garantizar competencia leal, mayor transparencia y límites al poder de mercado de los gigantes tecnológicos. Hasta antes del regreso de Trump a la Casa Blanca, Washington había observado estas reglas con recelo, pero sin confrontación abierta.
La reciente multa impuesta por autoridades europeas a X, la plataforma antes conocida como Twitter y propiedad de Elon Musk, marcó un punto de quiebre. Musk, aliado político del presidente estadounidense, se convirtió en un símbolo del choque entre el modelo regulatorio europeo y la visión estadounidense de libre mercado digital sin restricciones externas.
La postura de Washington no se limita a una defensa general de sus empresas tecnológicas. Greer exigió abiertamente que las leyes europeas no se apliquen a las actividades de las compañías estadounidenses en Europa, aun cuando sí se aplican de manera estricta a empresas europeas y de terceros países. La demanda, en los hechos, plantea un trato excepcional para firmas de origen estadounidense.
La amenaza incluyó una lista concreta de posibles represalias. Empresas europeas como Accenture, Amadeus, Capgemini, DHL, Mistral, Publicis, SAP, Siemens y Spotify podrían enfrentar restricciones o aranceles en Estados Unidos si Bruselas mantiene el actual marco regulatorio digital. El señalamiento directo elevó la presión política y económica sobre gobiernos y corporaciones del bloque.
El pulso no se limita al continente europeo. Washington también dirigió sus advertencias al Reino Unido, al que exige exentar a las empresas estadounidenses de un nuevo impuesto digital del 2% que gravará a grandes tecnológicas con ingresos globales superiores a 500 millones de libras, siempre que una parte relevante de su facturación provenga del mercado británico. El gravamen, diseñado para recaudar más de mil millones de dólares anuales, aplica por igual a empresas británicas y extranjeras.
El endurecimiento del discurso estadounidense llega en vísperas de una cumbre europea en la que los líderes del bloque discutirán el impacto de la postura de Estados Unidos y China en la economía global. Para Bruselas, el desafío no es menor: defender su soberanía regulatoria sin detonar una guerra comercial que golpee a sectores estratégicos de su economía.
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