Aumentan los fraudes digitales en México con uso de inteligencia artificial y campañas más sofisticadas

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En un escenario crecientemente hostil para los usuarios del internet en México, datos de la firma de ciberseguridad Kaspersky México revelan que cada segundo casi 11 mexicanos reciben al menos un intento de fraude en línea.
El uso de inteligencia artificial en la elaboración de correos, mensajes y sitios falsos agrava la situación, mientras que el comercio electrónico y las temporadas de descuentos elevan la vulnerabilidad.
Según especialistas en seguridad digital, en los últimos 12 meses se han registrado aproximadamente 360 millones de ataques de phishing dirigidos a usuarios en México, lo que equivale a un promedio de 987 000 intentos diarios, o lo que es lo mismo, cada segundo casi 11 personas enfrentan un intento de fraude.
Estos ataques se vuelven más peligrosos porque detrás ya no sólo está el “viejo” correo de premisa de herencia o lotería, sino mensajes personalizados y automatizados mediante IA, que replican en apariencia páginas oficiales o adaptan el contenido al perfil del usuario.
El contexto comercial y de consumo facilita este fenómeno. Aproximadamente el 58 % de los mexicanos realiza compras en plataformas de comercio electrónico o en redes sociales, lo que amplía su exposición.
En ese sentido, la emoción de “la oferta exclusiva” o “el producto del momento” es el gancho perfecto para los estafadores.
Asimismo, un foco de riesgo claro son las temporadas de descuentos, como el Buen Fin o el Black Friday, cuando los mensajes fraudulentos aumentan, haciéndose pasar por comunicaciones urgentes u “ofertas limitadas”.
Otro indicador preocupante: 24 % de los mexicanos entrevistados admitió que no puede identificar si un sitio de pago en línea es auténtico o falso, y una proporción ya cayó en estafa.
En términos económicos, los montos de pérdida oscilan entre 2 000 y 10 000 pesos para las víctimas que compran en línea y son engañadas.
Los datos bancarios, las tarjetas o la identidad pueden terminar siendo parte de un comercio ilegal o usados para más fraudes.
Desde la óptica política y social, el fenómeno tensiona la gobernabilidad digital, porque erosiona la confianza ciudadana en las instituciones, en los servicios financieros y en el sistema de comercio en línea.
Los ciudadanos vulnerables, personas mayores, con menor educación digital o con acceso limitado a asesoría, son blanco prioritario.