Detectan niveles inusualmente altos de “químicos eternos” en productos europeos de consumo diario

La creciente preocupación por la presencia de sustancias persistentes en la cadena alimentaria europea vuelve a encender las alarmas, ahora con nuevos hallazgos en productos tan cotidianos como los cereales del desayuno. Un análisis reciente de PAN Europa reveló niveles inusualmente altos de ácido trifluoroacético (TFA), un derivado de pesticidas PFAS conocido por su persistencia ambiental y su toxicidad para la reproducción, en alimentos que millones de personas consumen cada mañana.
La muestra abarcó 65 productos de 16 países —incluidos panes, pastas, croissants, harinas y cereales—, lo que permitió dimensionar la amplitud del problema. El dato más inquietante recae en un cereal de desayuno clasificado como “típico”, cuya concentración promedio resultó cien veces superior a la del agua del grifo, un punto de referencia que expone la magnitud del contaminante en productos procesados.
Leer más: Quintana Roo apuesta por un salto histórico en la recaudación de Visitax para 2026
El estudio detalla que el 81.5% de los alimentos analizados contenía TFA, con extremos que muestran un fenómeno generalizado más allá de un incidente aislado. El pan integral comprado en Bélgica encabezó la lista con 340 microgramos por litro, mientras que productos como el queso húngaro reportaron niveles mucho menores. Incluso alimentos básicos como el pan para tostadas alcanzaron cifras de 120 µg/l, lo que revela que la contaminación no distingue entre productos artesanales, industriales o de países distintos.
Los resultados en categorías como pasta italiana —con 26 µg— sugieren que lo encontrado podría ser apenas una fracción del problema. PAN Europa anticipa que muchas mediciones representan solo “la punta del iceberg” debido al tamaño limitado de las muestras, advirtiendo que una revisión más exhaustiva podría mostrar niveles aún más preocupantes en bienes esenciales.
El origen del TFA no es un misterio para la comunidad científica: se trata de un producto de degradación de pesticidas PFAS y gases fluorados utilizados en la industria química y agrícola. Su comportamiento hidrosoluble facilita que se acumule en agua y suelos, desde donde pasa a los cultivos. Esto explicaría por qué alimentos derivados de trigo y granos presentan las concentraciones más altas, exhibiendo así un ciclo de contaminación que se recicla de manera constante.
Las implicaciones sanitarias también llaman la atención, especialmente cuando los estudios de la industria relacionan el TFA con afectaciones en la fertilidad masculina, alteraciones tiroideas, impactos hepáticos y compromisos del sistema inmunológico. PAN Europa advierte que todos los productos analizados superaron los límites máximos de residuos, un llamado de emergencia que pone a la niñez en el centro del riesgo por su consumo frecuente de panes, galletas y cereales.
Leer más: Trump recibe el primer Premio FIFA de la Paz en medio de tensiones internacionales
Ante la evidencia, las organizaciones ecologistas piden a la Comisión Europea y a los gobiernos nacionales una prohibición inmediata de pesticidas PFAS y una vigilancia sistemática del TFA en alimentos. Aunque la Unión Europea ha impuesto restricciones a algunos usos de PFAS en productos como envases y cosméticos, las políticas más amplias —como la revisión del reglamento REACH— no llegarán sino hasta 2026, dejando un vacío regulatorio en momentos en que los estudios alertan sobre una exposición masiva.
Únete AQUÍ a nuestro canal de WhatsApp TRIBUNA DE MÉXICO