Estados Unidos activa aranceles a camiones y autobuses importados

Estados Unidos comenzará a aplicar a partir de este sábado 1 de noviembre aranceles a la importación de camiones medianos, pesados y autobuses. La medida, impulsada por la administración del presidente Donald Trump, forma parte de una estrategia más amplia de protección industrial que busca fortalecer la manufactura nacional, reducir el déficit comercial y presionar a sus socios comerciales para renegociar condiciones favorables para los productos estadounidenses.
El nuevo esquema contempla un impuesto del 25 % para los camiones importados y una tasa del 10 % para los autobuses. Estos gravámenes se suman a los recargos generales —de al menos el 10 %— impuestos este año sobre una larga lista de bienes provenientes del extranjero, así como a los aranceles especiales en sectores estratégicos como el acero, aluminio, automotriz, cobre y madera.
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Desde enero, el gobierno estadounidense ha promovido una política económica basada en el lema “America First”, cuyo objetivo central es devolver empleos manufactureros al país y limitar la dependencia de productos extranjeros. Según la Casa Blanca, estos aranceles no solo buscan proteger la industria automotriz y de transporte, sino también recaudar ingresos adicionales y ganar margen de negociación comercial, ofreciendo rebajas arancelarias a cambio de concesiones para productos estadounidenses.
No obstante, la medida no será aplicada de manera uniforme. Para los camiones procedentes de Canadá y México, los aranceles completos no se aplicarán mientras sus procesos de fabricación cumplan con los requisitos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). De hecho, solo las piezas que no se fabriquen en territorio estadounidense serán objeto del arancel del 25 %, aunque por ahora permanecen exentas hasta que el Departamento de Comercio defina cómo implementarlo.
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En contraste, el trato será más estricto con los autobuses. A diferencia de los camiones, el arancel del 10 % se aplicará íntegramente a los vehículos provenientes de México y Canadá, estén o no cubiertos por el T-MEC. Esto abre un nuevo frente para fabricantes y ensambladoras que exportan unidades completas al mercado estadounidense, principalmente desde el norte de México.
La decisión ha generado inconformidad entre los propios transportistas estadounidenses. La American Trucking Associations —que agrupa a más de 37 mil empresas del sector— solicitó a la administración federal frenar esta medida al argumentar que encarecerá la renovación de flotas, afectará la logística nacional y elevará los costos operativos para toda la cadena de suministro. Pese a ello, la Casa Blanca no cedió a la presión.
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Expertos del sector advierten que la mayoría de los camiones importados por Estados Unidos provienen justamente de México y Canadá, por lo que el impacto más significativo podría sentirse dentro de América del Norte. Mientras tanto, fabricantes y gobiernos de la región analizan ajustes en sus cadenas de valor para cumplir con los criterios del T-MEC, evitar penalizaciones y mantener la competitividad en el mercado más grande del mundo.
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