Las historias que alberga la casa de ayuda Mamá Benita

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Desde hace 22 años el albergue “Mamá Benita” cobija a gente que, por diversos motivos, no cuenta con un sitio en el que alojarse. Actualmente la señora Benita Sabino Morales, fundadora del lugar, ofrece comida, techo y trabajo a 43 personas, desde enfermos y adultos mayores hasta familias de escasos recursos.

Carlos Mariscal es uno de los residentes del albergue. Aunque su hogar se encuentra en Vizcaíno, de manera constante se traslada a La Paz, donde está recibiendo tratamiento para el cáncer.

“Ya tengo como cuatro meses viniendo y viniendo. La verdad la atención es muy buena. No tengo ningún problema con nadie este y, como le comento, yo vine por una enfermedad y aquí me quedé con Mamá Benita […] Con el tratamiento de la quimioterapia tengo dos meses, pero en el pasado me han operado dos veces aquí”, relató.

Quien también encontró en el albergue un lugar para recuperarse de su enfermedad es el señor Jaime Reyes, tepehuano del norte, de la Sierra Tarahumara. Él padece de policitemia vera, un cáncer que espesa la sangre y cuyos síntomas empeoran en grandes altitudes.

“Vine aquí hace como tres meses porque venía un poco enfermo, por una enfermedad que me dio en la mina. Me dijeron que tenía que vivir a nivel del mar porque trabajé 21 años en la mina. Entonces me vine para acá. El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas me canalizó a aquí y aquí estoy viviendo con Mamá Benita bien”, narró.

Mientras completa los trámites de su pensión, trabaja vendiendo churros y algodones de azúcar. Parte de los ingresos los envía a sus hijas, amas de casa de la Sierra Tarahumara.

Los jornaleros de los campos son visitantes frecuentes del albergue. Uno de ellos es Salvador Clemente, quien, al no contar con seguridad social, quedó desprotegido luego de que un automovilista lo arrollara y se diera a la fuga.

“A mí me atropellaron aquí por El Centenario y de ahí me trajeron al hospital Salvatierra y ya que me dieron de alta la señora me dio oportunidad de estar aquí en este albergue […] Ahorita ya estoy un poquito mejor, ya me van a quitar esta férula que me pusieron, pero aquí andamos todavía”, detalló.

Estas son solo algunas de las historias del sinfín de huéspedes que ha recibido Mamá Benita, ella ha cambiado sus vidas gracias a su esfuerzo y a donaciones de la ciudadanía.

Andrea Villarreal
EtiquetasMamá Benita