¿Realmente explotó? Un profesor de la UNAM explicó qué pasó realmente con la pipa de Iztapalapa

Un profesor de la UNAM realizó una investigación independiente para darle una explicación a la “explosión” de la pipa de gas en Iztapalapa
0
63

El 10 de septiembre, alrededor de las 14:20 horas, una pipa que transportaba aproximadamente 49,500 litros de gas LP volcó sobre la salida México-Puebla, en el puente de La Concordia, en Iztapalapa.

El accidente derivó en un incendio de proporciones graves, afectando vehículos y personas cercanas. Las imágenes difundidas mostraron una nube blanca, llamas e impacto visual semejante a una explosión.

Desde entonces, el relato oficial apuntaba a que la pipa había explotado, generando una onda expansiva y fuego de hasta 30 metros de altura. Sin embargo, esa versión comenzó a ser cuestionada tras declaraciones especializadas.

La explicación de la UNAM: fuga, nube y chispa

El profesor Carlos Antonio Rius Alonso, de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), participó en análisis independientes y ofreció una interpretación técnica de los hechos. Según Rius:

  • La pipa no sufrió una explosión inicial en términos de detonación. La unidad volcó, lo que provocó una fisura o apertura en su tanque, por donde escapó el gas en fase líquida.

  • Al contacto con la atmósfera, el gas se expandió rápidamente, algunas fracciones se enfriaron y generaron la clásica nube blanca visible en los primeros instantes. Esa nube no fue humo de explosión, sino condensación del gas liberado.

  • Una chispa o punto de ignición provocó el encendido del gas acumulado, generando llamas que dieron la impresión de explosión, pero en realidad se trató de un proceso de combustión progresiva más que de detonación masiva.

  • No se detectó una onda expansiva clásica de explosión, sino un comportamiento térmico y de dispersión que extendió el fuego a varios metros del punto de ignición.

De acuerdo con los cálculos del académico, la nube de gas pudo alcanzar hasta 120 metros en concentración inflamable, y en menor densidad extenderse hasta los 800 metros en ciertas condiciones. Rius advirtió que, de haber sido una explosión real (detonación total), las consecuencias habrían sido aún más devastadoras en ruta, daños estructurales y víctimas.

Este esclarecimiento científico rebasa la narrativa mediática inicial y obliga a revisar las responsabilidades. Si lo ocurrido fue una fuga seguida por ignición, la falla puede encontrarse no solo en la conducción del vehículo, sino en el mantenimiento, calidad del tanque, protocolos de transporte, detectores de fuga o medidas preventivas.

Además, la hipótesis de Rius da pie para cuestionar apresuramientos en los reportes oficiales que hablaron de “explosión” sin sustento técnico claro.

  • Únete AQUÍ a nuestro canal de WhatsApp TRIBUNA DE MÉXICO